Volviendo a la normalidad

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El ocaso se hace presente, con su bello color anaranjado, y un departamento en particular es golpeado directamente por su cálida luz.

Izuku se acerca con calma a la puerta, acompañado por otras tres personas, una de las cuales no parecía querer despegarse de el.

Abrió la puerta con cuidado y se encontró con su hogar como lo había dejado.

Invitó a sus acompañantes a pasar y una vez todos ingresaron, encendió la luz y cerro la puerta.

“Bueno… Aquí es donde vivo…” Dijo con humildad.

Ochako y sus padres estaban contemplando el lugar con curiosidad.

“Por allí está el baño, por allá la cocina, la habitación de invitados que va a usar Ura-… Ochako-san… Y por allá está mi habitación en caso de que necesiten algo, y esa última es la habitación de mi madre.” Dijo el joven señalando cada lugar.

La joven y sus padres estaban medio sorprendidos, pues estaba muy ordenado para ser una casa donde solo viviera un chico solo, pero a la vez se lo esperaban un poco al saber quién era el que vivía ahí.

“Van a pasar la noche ¿Verdad?” Dijo el joven a los padres de Ochako.

“Eh… Si… Nos iremos mañana…” Dijo el padre.

“Muy bien, yo iré a asearme, si necesitan algo de la cocina, simplemente saquen lo que deseen.” Dijo el joven, dirigiéndose al baño.

Una vez que Izuku salió de su campo visual, la familia comenzó a explorar el lugar.

Los padres de Ochako acompañaron a su hija a ver la que sería su habitación, no era muy grande, pero tampoco estaría apretada en el cuarto, además de que no tenía tantas cosas, era perfecto para ella.

“Ese chico es un santo… De verdad no puedo creer que nos ayude tanto sin pedir nada a cambio…” Dijo la madre.

Deku-kun es así… Puede que algunas veces sea un poco tosco, o que incluso sea muy negativo… Pero siempre cuida de sus amigos…” Escribió la chica.

Sus padres la quedaron mirando con lastima, no poder escuchar la dulce voz de su hija les rompía el corazón, pero saber que podía ser algo reversible les daba algo de ánimos.

Ochako tenía un trauma, el shock de lo que había vivido le había afectado el habla, ahora, solo decir unas palabras le costaba, incluso era cansador para ella… Le era infinitamente más fácil escribir sus pensamientos e ideas antes que decirlas con su voz.

Ochako había sido dada de alta rápidamente, los doctores se impresionaron bastante cuando vieron que la chica se había sanado tan rápidamente, al menos físicamente, así que una vez le asignaron ayuda psicológica, fue libre de ir a casa.

Sus padres entonces decidieron que, ya que pasarían la noche, podrían al menos preparar algo para la cena, por lo que su madre fue a la cocina y su padre comenzó a traer las pocas maletas que habían traído.

Ochako de pronto se encontró sola en la sala, viendo el lugar con detenimiento, hasta que su vista se posó en la puerta de la habitación de Izuku, tenía mucha curiosidad, quería entrar, pero era muy grosero hacer eso sin ser invitada a hacerlo.

Izuku pasó unos minutos más en el baño, y tras terminar de asearse, se encontraría con Ochako sentada en su sofá, con la pequeña pizarra que le habían dado, preparándose para escribir algo, pero parecía ser incapaz de hacerlo…

“¿Necesitas ayuda?” Dijo con suavidad para no asustarla.

Ochako se volteó a verlo, con grandes ojos que parecían querer decir algo, pero siendo incapaz de transmitirlo.

Boku No Hero Academia Súper DepredadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora