CAPÍTULO 6 DE LA 1ª LEYENDA

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La perspectiva de Kai dejó de estar ralentizada y volvió a la normalidad, desde el punto de vista de los demás Kai había acabado con Monre en apenas un segundo.

Monre escupió sangre, no podía creer como habían cambiado las cosas de un momento a otro, su mandoble cayó al suelo y se sujetó la zona con el corte para intentar detener el sangrado, pero fue inútil y colapsó, haciendo un sonoro ruido metálico cuando su armadura se chocó con el suelo.

Los Metalikos no daban crédito de lo que veían, y Gáel aprovechó el momento para acabar con ellos. Los pocos Metalikos restantes se retiraron y huyeron, Gáel observaba a Kai, algo sorprendida.

"Así que esto es un Entèro...", pensó mientras se acercaba a Kai.

"¿Por qué no usaste eso conmigo?"

"Es un poder que acabo de recuperar, creo que pelear me ayuda a quitarle el sello a mi Zen, cuando peleé contigo también conseguí recuperar algo de mi Zen, ¿recuerdas?"

"Ya veo", dijo Gáel pensativa.

"Bueno vámonos ya de aquí, mandaré un equipo para recoger el cadáver de ese tipo, nosotros no perdamos tiempo y sigamos nuestro viaje a Algair a por el ingeniero", Gáel caminó hacia la nave tras ordenar a Kai.

Los dos subieron a la nave, y tras comprobar que nadie estaba herido y que los motores funcionaban pusieron rumbo de nuevo a Algair, llegando al planeta unos minutos más tarde.

La nave aterrizó en Algair y los dos protagonistas desembarcaron. Algair era un planeta desértico y el calor abrumaba.

"Uff, menudo sitio", dijo Kai, una gota de sudor ya caía por su frente.

Gáel sacó una brújula y trató de orientarse.

"¿Sabes dónde está ese ingeniero?", preguntó Kai.

"Me han dicho las coordenadas de nuestro aterrizaje y las coordenadas de su ubicación, afortunadamente este planeta tiene el mismo campo magnético que Son Àgnaire, así que esta brújula funcionará".

Al poco rato Gáel se orientó y los dos comenzaron a caminar hacia la dirección que marcó.

En apenas un minuto Kai ya estaba sudando por el calor que hacía, mientras que Gael parecía manejarse bien, como si irónicamente su personalidad fría la ayudase a refrigerarse.

Tras una caminata corta pero intensa vislumbraron una aldea a lo lejos, era una aldea bastante grande y que aparentaba ser próspera.

Gáel puso la mano sobre los ojos para taparse de la luz del sol y poder observar la aldea mejor.

"Ese debe de ser el lugar"

Kai y Gáel preguntaron por la aldea sobre la dirección del ingeniero y los aldeanos, que eran unos trozos de pan, les dijeron donde estaba su taller e incluso les ofrecieron alguna que otra bebida o comida, que Kai agradecidamente aceptó para refrescarse del calor.

El taller era una casa baja pero ancha, ubicada por las afueras de la aldea. Gáel le dió el timbre y una musiquita jazz empezó a sonar, tal vez implementada para servir como distracción mientras uno esperaba a ser recibido.

Pasaron 5 segundos, Kai se había aprendido el ritmo de la música a la perfección, Gáel miraba fijamente a la puerta esperando que alguien la abriese.

Pasaron 10 segundos, la música empezó a volverse repetitiva y algo irritante, Gáel golpeaba su pie contra el suelo repetidas veces mientras esperaba impaciente, Kai observaba a los niños de la aldea jugar.

Unos segundos después, un hombre joven abrió la puerta, aparentaba unos 19 o 20 años, era ligeramente alto, sobre unos 180 centímetros y tenía un cuerpo delgado pero fuerte y en forma. Era pelirrojo, su cabello siendo corto y puntiagudo, sus ojos un amarillo radiante y una gran y amigable sonrisa en su rostro.

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