INICIO DE LA 2ª LEYENDA

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En Torneido, bajo las ruinas del castillo, había un agujero provocado por el derrumbamiento, el cual llevaba al interior de la montaña.

En lo más profundo del monte, yacían los escombros del que algún día fue el legendario castillo

De entre los desechos del edificio de repente hubo un pequeño movimiento.

Alguien usó su débil fuerza para mover una de las rocas de su camino, haciendo que esta cayese al suelo.

Algo de polvo salió cuando la persona sepultada hizo un pequeño hueco entre el montón de piedras y gravilla.

Sangre se escurrió del interior, resbalando por las brozas hasta llegar al suelo.

Se escuchó una voz proveniente del interior, alguien tosía mientras trataba de salir de entre las ruinas.

El individuo logró sacar su brazo por el hueco, el cual estaba ensangrentado y tembloroso.

El sujeto enterrado intentó quitar las piedras de encima de él pero se vio incapaz y eventualmente su brazo cayó agotado.

Justo entonces, una luz negra apareció en frente suya, la estancia se cubrió de oscuridad y esta incluso subió por el hueco en la cordillera y salió del castillo, expandiéndose por Torneido de nuevo.

La persona atrapada miraba a la figura por el pequeño hueco entre los cascotes.

"...Tú... otra vez tú...", dijo mientras el ente oscuro se le acercaba con pasos insonoros.

Este ser maligno extendió su mano y el hombre bajo los desechos vio todo cubrirse de negro.

Un grito desgarrador salió de las ruinas, las piedras se desintegraron a su alrededor, mostrando la figura herida de Rin siendo tomada por la oscuridad.

El asesino no podía evitar pensar en su situación, su odio, su frustración, su rabia, su tristeza, todo le recordaba a aquel día, a aquel condenado día.

Así, mientras su cuerpo se cubría de negro, su mente pensaba en tan sólo dos cosas: Entia, y aquella mujer.

Torneido fue dominado por la oscuridad una vez más, la atmósfera se ennegreció y la tierra fue corrompida por la maldad.

Kai y los demás dormían tranquilos, no se esperaban la sorpresa que descubrirían a la mañana siguiente.

Pues, el día de hoy, Rin había vuelto por tercera vez.

En un planeta lejano, mucho más distante a Torneido, Son Ágnaire y todos los demás; una mujer vestida con una armadura negra daba órdenes a unos soldados, los cuales estaban despedazando a una gran máquina humanoide.

"Pillad las baterías, nos serán útiles", dijo la mujer mientras sus ojos rojos brillaban.

Situado más a la izquierda de dicho astro, había otro mundo, donde dominaba un entorno más calmado.

Un hombre meditaba bajo un cerezo, era primavera en esta tierra así que las hojas eran de un color rosa hermoso.

El sujeto tenía el pelo azul y corto, y una espada enfundada en su espalda, durante su meditación sus ojos se mantenían cerrados y su mente en calma para concentrarse al máximo.

Pero había algo más en este lado, en este conjunto de planetas del lado opuesto; mucho más alejado de ellos y de todo, rondando por el sistema, sin ningún propósito más que destruir: una niebla negra.

La neblina era densa y oscura, y avanzaba por el cosmos a una velocidad lenta pero segura, en su interior, sostenida entre el humo y la oscuridad, había una mujer

La bruma la rodeaba, no dejando ver muchos de sus rasgos, su cuerpo era grisáceo y negro, completamente vacío de vida como si estuviera hecho de la misma nebulosa que la rodeaba.

La dama en la niebla surcaba el espacio, buscando su siguiente víctima, sus ojos grises no mostraban ninguna compasión ni propósito.

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⏰ Última actualización: Feb 26 ⏰

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