[15 años después]
El planeta Torneido se había alejado del núcleo Entia, nadie conocía el porqué de esto y ningún astrólogo lo pudo explicar, así que la gente llegó a la conclusión de que había sido por voluntad divina.
La vida prosperaba tras la Guerra Entèro, aunque como bien se debería saber: los peores días vienen cuando menos los esperas.
Kai era un Entèro que residía en Torneido, fue creado después de la Guerra Entèro así que no tuvo que luchar tanto como sus predecesores, de todos modos él contaba con las habilidades de combate de su raza, al igual que con la característica espada verde.
Pero por el momento, Kai disfrutaba de una vida tranquila, como todos los seres vivos, excepto uno.
"¡Kai! ¡Tráeme un cubo de agua por favor!", Kai estaba descansando cuando escuchó a uno de sus compañeros de la obra llamándolo.
"¡Ahora mismo!", dijo Kai mientras se incorporaba de un salto.
Kai le llevó un cubo lleno de agua a uno de sus compañeros, y tras dedicarle una sonrisa se dio la vuelta para ver si alguno de sus otros compañeros necesitaba una mano.
"Peligro"
Kai escuchó a una mujer decir eso, la voz femenina provenía de dentro de su cabeza.
Kai se sorprendió pero no tuvo tiempo de pensar en nada, ya que de repente sintió algo en su interior, como un pinchazo en el cerebro.
"¡Gah! ¡Ugh!", Kai se agarraba la cabeza mientras gruñía entre dientes, cuando empezó a sentir una presencia llamándole.
Kai miró hacia delante y vió a lo lejos el castillo de la montaña Elgebros, las ruinas estaban rodeadas de un aura densa y oscura, Kai reconoció al instante la presencia, gracias a los recuerdos de los Entèros pasados, transmitidos a su cerebro en el momento de su creación unos años atrás.
Kai no dudó ni un segundo, sin molestarse en explicar nada a sus compañeros ni soltar excusas, saltó por encima de la valla de la zona obrera y empezó a correr hacia el castillo, podía escuchar la voz distante de su jefe gritándole.
"¡Kai! ¡¿A dónde te crees que vas?!", pero Kai no tenía tiempos para eso, debía cumplir su cometido, puesto que la energía oscura proveniente del castillo no era de otro que del mismo Rin, el loco sujeto de hace más de una década atrás, al parecer sobrevivió a su derrota y ahora estaba de regreso.
Kai canalizó el Zen en su mano, materializando la Espada Entèro, el verde brillo de la hoja deslumbraba todo a su alrededor y se reflejaba en los ojos de Kai del mismo color, la impactante energía hacía que el pelo rubio de Kai se moviera lentamente.
Kai era zurdo, era una característica que todos los Entèros de la posguerra compartían, mientras que los anteriores a la guerra eran diestros.
Mientras Kai corría hacia el castillo a gran velocidad unos monstruos aparecieron en su camino, criaturas con forma de insecto, rodeadas por un aura oscura.
Monstruos como estos y de mucho otros tipos habían vivido siempre en los planetas que orbitaban alrededor de Entia, eran una de las razones por las que los Entèros fueron creados, para defender la vida.
Kai fácilmente despachó a los monstruos, sus avanzados reflejos e increíble manejo con la espada hizo que las criaturas no fueran rivales para él y su hoja.
Tras una carrera de varios minutos Kai por fin llegó a las puertas del castillo en la cima de la montaña Elgebros, la energía oscura que rodeaba al castillo le impedía sentir lo que estaba pasando dentro, por lo que la única forma de saberlo era entrando.
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Leyendas de un nuevo mundo
FantasiKai, un ser artificial creado para defender la vida y la paz, vive una vida tranquila y casual tras una guerra histórica. Pero el resurgir de un antiguo enemigo cambiará totalmente la vida de Kai, llevándole de viaje por distintos planetas, forzándo...