Esta vez pudo conciliar el sueño, ahora se encontraba desayunando con tranquilidad, incluso le dio tiempo a prepararse algo para su descanso. Un almuerzo simple y sencillo; un par de sándwiches, nunca falla.
Misma rutina para llegar a su trabajo, esta vez ni se esmeró en encontrarse con Uriel, en saludarla o preguntarle acerca de su día. Simplemente firmó su hora de entrada y pasó de largo, tomó uno de los carritos con libros y los fue ordenando en sus estaciones correspondientes.
Siguiente estación.
Ordenaba los libros con paciencia, incluso tarareaba una canción clásica la cual siempre escuchaba en su hora de lectura. Al hacer espacio entre dos libros para colocar uno nuevo, se quedó hipnotizado por ver cierto libro conocido acerca de las abejas.
Él..., lo dejó en su sitio, pensó.
Tomó el libro con mucho cuidado, como si se fueran a romper las hojas por solo mirarlas. Deslizó las yemas de sus dedos por la tapa texturizada.
A su mente regresó la imagen grabada de una hermosa sonrisa, era tan sincera y pura, que toda perspectiva que tenía de aquel sujeto desapareció dándole paso a su curiosidad por conocerlo mejor. Ahora que lo recuerda, aquel chico no le dijo su nombre, ¿vendrá hoy a la librería? Aunque ¿para qué quería saberlo?Aziraphale se dio una bofetada mental, y sacudió la cabeza en son de negación.
Esto no era normal, debe de dejar de pensar en él.
Escuchó detrás suya como alguien dejó caer varios libros.
—Lo siento —susurró un poco alto.
—Solo busca el libro.Aziraphale contuvo el aire unos segundos, soltándolo lentamente, se dirigió al lugar del escándalo.
Eran dos jóvenes, un chico y una chica. Mientras que el chico recogía los libros que botó del estante se veía nervioso, tímido, vestía elegante, una camisa, corbata y pantalones de vestir; por otro lado, la chica mantenía un semblante serio, tranquilo, vestía un lindo vestido azul, junto a unas botas. Ambos traían puesto unos enormes lentes.
—Hola, ¿puedo ayudarles en algo? —sonrió.
—Hola —devolvió la sonrisa—, mi novio está buscando un libro sobre informática.
—Disculpe el desastre —dijo apenado, colocando los libros en su lugar.
—Tranquilo, puede pasar.El chico sonrió tímido. Las palabras del rubio le sentaron bien.
—Claro, yo les puedo ayudar, aunque debo decirles que están en la estación equivocada —señaló el letrero. Estaban en la estación astronomía.
—Eso lo explica todo —rió nervioso.
—Puedo guiarte hasta el verdadero pasillo.
—Gracias, pero puedo hacerlo solo, debo hacerlo solo.La chica sonrió feliz.
Aziraphale no supo cómo reaccionar, así que solo vio como el joven salía de su campo de visión.
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𝙴𝙽𝚃𝚁𝙴𝚃𝙴𝙽 𝙼𝙸 𝙵𝙴 | 𝘎𝘰𝘰𝘥 𝘖𝘮𝘦𝘯𝘴
RomanceEn la vida, muchas veces nos sentimos abrumados, tenemos problemas internos y externos. Entre haber perdido partes de ellos mismos, cada uno buscará su forma de sobresalir en sus problemas sosteniéndose a lo que ellos tienen de significado fe.