𝘾𝘼𝙁É

341 47 6
                                    

—Aprobé el proyecto, ¡sin tu ayuda!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Aprobé el proyecto, ¡sin tu ayuda!

Lanzando una carpeta con archivos al mostrador, tomó asiento en la única banca disponible que tenía el local, y miró como el pelirrojo le daba una ojeada a su proyecto.

—Te ayudé en lo poco que podía —devolvió la carpeta.
—Sin tu ayuda —recalcó.

Con indiferencia, Crowley fue al almacén en busca del rociador.

La campanita del local sonó.

Beelzebub sonrió en dirección del chico, quien recién había ingresado.

—Hola, Deer —canturreó junto a una sonrisa socarrona.
—Buenos días, Hell —respondió titubeando.
—¿Estuvo buena la fiesta? —lanzó sonriendo.

Estático en su sitio, miró con una mezcla de asombro y miedo a la chica delante suya. ¿Cómo sabía de aquella fiesta?, solo estaban invitados los chicos que compartían asignaturas.

—Niño —llamó su atención. Crowley lo veía hasta pálido—, la acera.

Sin poder modular palabra alguna, Furfur, a pasos acelerados, fue con dirección al almacén, sacó los materiales que utilizaría y salió del local sin compartir alguna otra mirada con Beelzebub.

—Y creo que tú tienes que regresar a la universidad.
—Sí, pero aun en media hora. Déjame relajarme.

Por lo general, a esas horas no recibía gente interesada en comprar o en hacer alguna reservación. Eso también lo sabía Beelzebub, quien se quedaba en el local a la espera de su siguiente clase, ya que su universidad estaba relativamente cerca.

Aunque le gustaba 'ser pesado' con Furfur, lo hacía de manera para que el chico entienda algunas cosas, como se hacían las cosas en la florería, después de todo, Crowley llegaba a ser un tipo de jefe para el chico. Por eso, no aprobaba el comportamiento de Beelzebub.

—Te recomendaría irte de una vez.

Después de rellenar con agua el rociador, comenzó a hidratar a las plantas con lo justo y necesario.
Estaba dándole la espalda a Beelzebub, pero pudo escuchar con claridad una ligera risa burlona, el cómo tomó su mochila y se marchó del lugar.

 Estaba dándole la espalda a Beelzebub, pero pudo escuchar con claridad una ligera risa burlona, el cómo tomó su mochila y se marchó del lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝙴𝙽𝚃𝚁𝙴𝚃𝙴𝙽 𝙼𝙸 𝙵𝙴 | 𝘎𝘰𝘰𝘥 𝘖𝘮𝘦𝘯𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora