La palabra "problemas" se repetía una y otra vez en su mente mientras caminaba hacia el apartamento que compartía con su hermana, no de sangre pero eran inseparables desde que tenían cinco años e iban al kinder.
Su rostro era un desastre; el maquillaje se estropeó a causa de las lágrimas que derramó. Su cabello era una maraña de hebras azabaches. Entró al edificio, iba tan sumida en sus pensamientos que no escuchó el saludo del muchacho que resguardaba la entrada.
No usó el ascensor, quizá con un poco de esfuerzo físico lograba despejarse la mente y así tomar una mejor decisión. Aunque, Sesshōmaru había sido claro con sus exigencias. Kagōme se reprochó ser tan débil, flaquear ante un completo desconocido que si bien, era amigo de su novio, no de ella.
Le era tan difícil entender cómo un hombre que poseía un rostro angelical, podía albergar tanta maldad en su interior.
Claramente, Sesshōmaru quería darse un caprichito con ella, con su cuerpo¿Qué más podría ser? Sexo sin condiciones. Quizá Kōga tenía razón. Quizá el problema era su forma de ser; tan impetuosa, tan osada y libertina. Quizá el problema era su forma de vestir, tan coqueta y atrevida.
Era una jovencita muy segura de sí misma. Su cuerpo era exhuberante, llamativo y tentador. Y si, en un par de ocasiones se aprovechó de su hechizante belleza para salirse con la suya, para obtener algún beneficio propio no obstante¿Qué de malo había en ello? La naturaleza misma la dotó de cualidades físicas atrayentes; pechos grandes y redondos, cintura pequeña y caderas anchas, un trasero firme y marcado, entonces¿Por qué no debía lucirse?
Quizá Sango tenía razón al decir que no amaba a Kōga lo suficiente y que estaba con él por mera comodidad rutinaria. El moreno de ojos celestes era el novio ejemplar; cariñoso, respetuoso y fiel. El Príncipe que toda mujer ansía conocer. El caballero con el cual todas desean formar un hogar pero nada en la vida puede ser perfecto y Kōga no era la excepción.
Un hombre celoso, posesivo y controlador. En muchas ocasiones, Kagōme ignoró su mal proceder para con ella y se lo adjudicó a su rebeldía pues, a su novio no le gustaba que se fuese de fiesta y que llegara tomada en horas de la madrugada a su apartamento.
Sango insistía en que no era correcto que todo el tiempo se estuviese creyendo la mala del cuento, la villana de la historia. Para Sango, el novio de su amiga era un machista abusivo solapado.
Kagōme creía fervientemente que Kōga la controlaba por su bien pero también existían ciertos límites, límites que el moreno no podía cruzar y cuando lo hacía, terminaban discutiendo.
A la azabache no le gustaba que le exigiera comportarse ante sus padres porque hasta el más pendejo notaría que la madre la odia y que para el padre solo es una embaucadora, una engatusadora que busca el dinero de la familia Ōkami. Claramente, a ella no le importa nada que tuviese que ver con la fortuna de su novio.
Lo conoció cuando apenas era una adolescente de diecisiete años que trabajaba medio tiempo en una cafetería, en el centro de Chuō. Para ella fue como amor a primera vista. Se sentía flotar en nubes de algodón.
Kōga era tan romántico, detallista, con una sonrisa retorcida que arrancaba suspiros.
Kōga fue el dueño de sus primeras veces; con él perdió la virginidad el mismo dia de su cumpleaños número dieciocho. Los tres primeros años fueron los más felices y perfectos. No había motivo alguno para quejarse pero al cuarto, todo cambió.
Se volvió demandante, de carácter irritante y se molestaba por todo lo que ella hacía. Kagōme duró medio año sin asistir a una discoteca, sin salir de parranda con sus amigos, ni siquiera podía publicar una foto en sus redes sociales porque su novio estallaba en cólera.
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Red thread © [Sesshome]
FanfictionCuenta la historia que todos los seres humanos llegamos a este mundo con un hilo rojo invisible amarrado a nuestro dedo meñique que nos conecta con nuestras almas gemelas. El hilo del destino se puede tensar, enredarse más nunca romperse. Nuestros...