Capítulo XX: Raabta

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Sebastian estaba exhausto, odiaba los cambios de horario en el hospital, el día de ayer había trabajado mucho, llegó a casa inmediatamente a dormir y hoy se levantó tarde, sus ojeras eran notables, pediría una largas vacaciones estaba seguro que si le darían permiso esta vez.

Al entrar al hospital vio mucho movimiento, las enfermeras iban de un lugar a otro, supuso que sería un día largo, pero no le quedaba de otra.

—¡Sebastian! —llegó corriendo Ronald, parecía alterado mientras lo jaloneaba de la bata— necesitas venir, ¡apresúrate!

—Ronald, cálmate quieres, déjame ir a comer algo, ayer no pude...

—¡Maldición amigo necesitas venir, Ciel esta en el hospital, ha tenido un accidente!

El corazón de Sebastian dio un vuelco, empujó a su amigo rubio y corrió por los pasillos preguntándole a una de las enfermeras en donde se encontraba Ciel, estaba alterado lo que asustó al personal, llevaban años trabajando ahí y nunca habían visto al doctor Michaelis así.

—Doctor por favor, no puede entrar le están haciendo unos exámenes al chico, la doctora Durless se esta encargando de ello —las enfermeras intervinieron.

—¡No me importa! —exclamó el azabache— necesito saber que esta bien, por favor.

—Amigo basta —Ronald agarraba del brazo al mayor, impidiendo el paso— debemos esperar hasta que...

—¡Al diablo la espera!, ¡tengo derecho de ver a Ciel porque soy su esposo, es mi responsabilidad velar por él! —gritó, mientras los demás se quedaron en silencio, viendo como los ojos carmín se ponían llorosos.

De pronto Angelina salió del laboratorio, sorprendida por el alboroto, ordenó que todos se retiraran y le dijo a Sebastian que le acompañara mientras trasladaban a Ciel a otra habitación para que descansara.

—¿Qué sucedió? ¿Ciel está bien? —cuestionó de pronto.

—Doctor Michaelis, primero tranquilícese, segundo, Ciel tuvo una concusión en la cabeza, nada grave, pero quise asegurarme realizándole la tomografía, tiene una herida arriba de la ceja derecha una de las enfermeras está encargándose de eso.

—¿Cómo fue que sucedió?

—Al parecer un auto lo arrolló, debido al impacto inmediatamente se desmayó pero por suerte hemos podido descartar cualquier lesión grave en el cerebro —la doctora sonrió al ver suspirar de alivio al azabache— supongo que querrá verlo pero debemos trabajar, hay muchos más pacientes que requieren ser atendidos, cuando tenga tiempo puede ir con mi sobrino o puedo decir, ¿su esposo?

Una sonrisa traviesa se escapó de sus labios al ver un ligero sonrojo en las mejillas de Sebastian, era una sorpresa para todos que lo haya gritado a los cuatro vientos pero ella estaba feliz de que se preocupara por Ciel.

—Y-yo creo que iré a trabajar, después lo visitaré, por favor doctora cualquier cosa que pase con mi... con Ciel notifíquemelo —concluyó yéndose rápidamente de ahí.

La mujer vio como huía cobardemente, solo quedaba esperar a que Ciel despertara para realizarle un último chequeo, de pronto escuchó un pequeño ladrido, nada común dentro del hospital, al bajar la mirada se encontró con un cachorro.

—Hola pequeño —se agachó para acariciar su cabecita— ¿qué estas haciendo en este lugar?

—Doctora, que gusto que haya encontrado al cachorro —dijo una enfermera que venía corriendo desde el otro extremo del pasillo— lo estuvimos buscando pero sabe escabullirse de la gente —su voz sonaba agitada, quien sabe hace cuanto tiempo lo llevaba correteando.

Forelsket [SebaCiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora