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Londres, Inglaterra14 de marzo, 2017

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Londres, Inglaterra
14 de marzo, 2017

El sol se filtraba tímidamente por las cortinas de la habitación de Louis, pintando de dorado su rostro mientras yacía plácidamente dormido. El sonido del despertador resonó en la habitación, arrancándolo de su sueño con un estremecimiento. El silencio y la paz de la mañana eran su momento favorito del día. Sin embargo, no podía quedarse en la cama por mucho tiempo. Sabía que tenía una tarea importante que cumplir antes de que el día comenzara realmente. Con cuidado, se deslizó fuera de las sábanas y se dirigió sigilosamente a la habitación de su hija de siete años, Juliette. La encontró durmiendo plácidamente, con una sonrisa en el rostro. Louis no podía evitar sonreír también al verla tan feliz en sus sueños.

Con cuidado, Louis se acercó a la cama de Juliette y le dio un suave beso en la frente. La niña se removió un poco, pero no se despertó. Louis sabía que tenía tiempo antes de que su pequeña princesa comenzara a despertarse por sí sola.

Bajó las escaleras en silencio y se dirigió a la cocina. Encendió la cafetera y comenzó a preparar el desayuno. Sabía exactamente lo que a Juliette le gustaba: tortitas con caramelo. Mientras se cocinaban en la sartén, Louis se detuvo por un momento para tomar una taza de café caliente. Finalmente, el delicioso aroma del desayuno recién hecho llenó la cocina. Louis los apiló en un plato y los llevó a la mesa, junto con un vaso de zumo de naranja fresco. Todo estaba listo para cuando Juliette se levantara.

Louis subió las escaleras con cuidado y entró en la habitación de Juliette una vez más. La niña ya estaba despierta, frotándose los ojos con sueño. Al ver a su padre, su rostro se iluminó con una sonrisa.

—Buenos días, papá.

Louis se acercó a su hija y la abrazó con cariño. —Buenos días, cariño. Es hora de que te levantes, hay algo esperando en la mesa para ti.

Los ojos de Juliette se iluminaron de alegría mientras se sentaba en la cama. Los ojos de Juliette se iluminaron de emoción mientras la llevaba de la mano hacia la cocina. Cuando llegaron a la mesa, sus ojos se abrieron aún más al ver su desayuno favorito y la vajilla colorida.

—¡Muchas gracias, papá! ¡Eres el mejor! —Exclamó Juliette, abrazando a Louis por el cuello y dándole numerosos besos por la mejilla. El padre sonrió, apretándola levemente para dejar un beso en su frente.

—Espero que te guste, cariño.

Mientras su hija disfrutaba de su desayuno, Louis se puso de pie detrás de ella y comenzó a hacer dos coletas en su cabello. Era un ritual que compartían todas las mañanas antes de que ella fuera a la escuela.

—¿Cómo te gustaría que te haga las coletas hoy, princesa? —Preguntó Louis mientras peinaba el cabello de su hija con cariño.

Juliette pensó por un momento y luego respondió. —Hoy quiero que sean altas, como las que la princesa llevaba ayer.

No Body, No Crime | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora