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Harry podía sentir lágrimas en su rostro, el oxígeno de la habitación parecía haber sido cortado de lleno

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Harry podía sentir lágrimas en su rostro, el oxígeno de la habitación parecía haber sido cortado de lleno. Presionó sus manos contra el sillón, tratando de recuperar la estabilidad de su propio cuerpo. Tratando de evitar que su corazón fuese así de rápido.

—¿Harry?

A través del pitido en sus oídos, Harry escuchó que lo llamaban por su nombre. Había manos en las suyas, impidiéndole moverse.

—Harry, respira, por favor.

Ahora reconoció la voz. Era Louis. Quiso hablar, pero le dolía la garganta como si hubiera inhalado humo durante horas, como si hubiera estado gritando.

Parpadeando, las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Harry. Como una nube que descubre el sol, pudo ver de nuevo. Ya no estaba de pie, sino sentado en el suelo con las rodillas en el pecho, la espalda pegada a la pared de la habitación. Louis mirándolo, con preocupación clara en sus ojos.

—¿Puedes respirar, por favor? —El policía susurró.

Harry tragó, notando cuánto temblaba su cuerpo. Entonces buscó la llave de las esposas, miró a Louis después. Pero, sorprendentemente para el ojiazul, se puso de pie y tomó la pequeña llave entre sus dedos, acercándose hasta sus muñecas. Antes de hacerlo, su ritmo cardíaco deja de ser rítmico cuando se da cuenta de lo destrozado que luce al mirarse en el espejo sobre la cama, sollozando y haciendo sangrar su labio inferior, como si retuviera su dolor con aquel gesto. Se obliga a sí mismo a tomar aire.

Se dio cuenta de lo que Harry estaba haciendo cuando le dejó libre, pudiendo estirar sus brazos en una mueca de dolor. 

—¿Por qué me has soltado? —Louis le preguntó en voz baja.

—Hijo de puta. —Harry susurró, su voz quebrada.

Louis se quedó confundido por un momento, luego se tuvo que recomponer a sí mismo.

—Lo sé. Sé que lo soy. —Louis habló en un susurro.

Harry lo miró inmediatamente, frunciendo el ceño. No supo descifrar si se trataba de confusión o rabia lo que encontró al observarlo con sus ojos azules, quizás eran ambas.

No Body, No Crime | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora