CAPITULO 5-Mikasa

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-La patada puede ser más fuerte y con más precisión princesa-sugirió el señor Takeda.

-Entendido-Respondió Mikasa mientras agachaba su cuerpo, esquivando una patada que iba directo a su cara, en esa posición, aprovecho para lanzar una patada baja y hacer caer a su primer oponente, ella se incorporó rápidamente, para enfrentarse a los dos restantes, una de ellos se le acercó por su derecha e intentó darle un puñetazo en el estómago, a lo que ella esquivo moviéndose a la izquierda, tomo los hombros de la mujer, y con una patada rápida hizo que terminara en el suelo, sintió su tercer y último oponente acercándose por atrás, giró sobre su espalda, y tomo uno de sus brazos, para luego agacharse y tirarlo al piso por encima de su cabeza, de improvisto, uno de los que estaban en el piso tomo su pierna y la empujo hacia abajo, ella se dejó caer y tomando su propio peso como impulso quedó encima de su oponente, puso un brazo en su cuello y una pierna en su torso impidiéndole todo movimiento.

Haru y Hanae que estaban viendo la pelea desde las gradas, lanzaron vítores, Mikasa les dirigió una sonrisa, pero que los vítores fueran rápidamente apagados por la mirada tenaz que les dio del señor Takeda.

Los tres oponentes se levantaron e hicieron una reverencia a Mikasa, la cual respondió de la misma manera, al ver que se iban se acercó al señor Takeda, el cual tenía un semblante imperturbable como siempre.

-Lo hiciste bien hoy princesa, tus reflejos son muy buenos, perfectos diría yo, al igual que tu fuerza, pero tu técnica sigue siendo brusca, careces del control y la firmeza que distingue al karate.

Desde que llego a Hizuru, Mikasa había sido instruida en todo tipo de combates y artes marciales propios de la región, se había destacado en todos y cada uno de ellos, como podría esperarse de una Ackerman, pelear era un reflejo natural, pero el ultimo que había estado estudiando, karate, se le estaba dificultando un poco.

-Lo sé, intentaré trabajar en eso- Respondió de manera respetuosa, aunque su mente pensaba lo contrario, había estado en combates y peleas por un largo periodo de su vida, y sabía que, en la vida real, la delicadeza y la moderación no tenían lugar en una lucha donde se estaba en peligro.

Tomó sus cosas y salió del dōjō junto con los dos niños, tenía que apurarse ya que debía arreglarse, debido a que en la noche tenía una reunión con Kiyomi y otros diplomáticos por la apertura de un teatro en la capital.

- ¡La forma en la que derribaste a esos hombres fue asombrosa! -Exclamó Haru dando una patada en el aire- Diste una patada y luego un puñetazo ¡¿podrías enseñarme algún día?!

- ¡Yo también quiero aprender! -Dijo Hanae, mientras hacía un puchero.

-Claro- Respondió Mikasa mientras acariciaba cariñosamente las cabezas de ambos niños. – Pero primero tengo que arreglarme para la reunión de hoy.

- ¿Usaras lo que te dije? – le preguntó Hanae.

-Sí, lo haré.

-Sabía que lo harías, esos zapatos estaban hechos para ese kimono- Dijo Hanae orgullosa de sí misma.

ALAS DE LIBERTAD (Eremika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora