CAPITULO 13-Mikasa

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Mikasa consideraba que la mejor hora para estar en el puerto era al atardecer, con el sol escondiéndose tras del mar, ya que asi se podía apreciar todos los colores que el vasto cielo proporcionaba a esa hora y como estos se reflejaban en el azul del agua, y si uno dirigía la mirada hacia Paradis se podía apreciar como a unos cinco kilómetros de donde estaba se alzaba la gran muralla de Paradis, que cortaba el cielo multicolor con su imponente altura y color grisáceo oscuro, autoproclamándose para con cualquiera que la viera, como la protectora de Paradis.

Una muralla obra de suya.

Suspiró, no podía quitarle los ojos de encima, aun no le cabía en la cabeza el cómo había podido hacerlo ella sola. Era la primera vez que la veía, ya que tanto cuando huyó de Paradis, como cuando regreso, era de noche.

Tanto era su asombro que había ignorado los últimos veinte minutos en los cuales el capitán del barco les estaba dando instrucciones a Armin y a ella, por lo que, cuando se dio cuenta intentó poner atención.

Para su mala suerte un bostezo se le escapó, y puso de inmediato su mano en su boca para que no se notará, a pesar de haber dormido todo el camino seguía cansada, había pasado la mañana luchando con los soldados del palacio, no se arrepentía de haberlo hecho, se había divertido como no lo hacía hace tiempo, sin embargo, ahora estaba sufriendo las consecuencias, e incluso los modales que tanto le habían enseñado en Hizuru estaban siendo pasados por alto.

- ¿Hicieron el arreglo que les pedí? -Preguntó Armin.

-Claro señor, el barco de la derecha, el más grande, es el barco señuelo- Explicó el capitán mientras miraba a Mikasa con desdeño- En el estarán algunos soldados, se anunciará como el barco oficial en el puerto de Liberio, en el caso de que un ataque pase los soldados estarán listos, mientras ustedes llegan en secreto a un puerto del otro lado de la ciudad.

-Estoy consciente de que lo que pasó esta mañana es peligroso, y debemos tomar medidas, pero creo que no vale la pena poner a estos soldados en riesgo -Mikasa señaló, ignorando la mirada del capitán.

-Ellos conocen el riesgo y estan más que dispuestos a tomarlo-Respondió el capitán, su voz dejaba entrever lo acostumbrado que estaba a decir eso.

Ella quiso decir algo más, había sido una soldado, sabía lo que era ser tratada como algo que podía ser desechable, sin embargo, se contuvo al ver como Armin ponía una mano en su brazo, confortándola.

-Nos gustaría ver a esos soldados y agradecerles en persona por sus servicios-Dijo Armin, su voz era calmada y suave, el tono que solía utilizar en las reuniones para convencer a sus contrapartes de ceder a sus peticiones.

-Sería un placer-Dijo el capitán- Luego de terminar con las instrucciones podría llevarlos a ellos, o por el contrario podría traerlos.

Armin espero a que Mikasa asintiera para dar una respuesta, lo cual ella hizo.

-La primera opción nos parece bien, no nos gustaría que ellos se tomarán la molestia de venir luego de lo que van a hacer por nosotros.

El capitán asintió y prosiguió con su retórica de instrucciones mientras Armin lo escuchaba, los últimos rayos del ocaso hacían que su pelo rubio se viera dorado, y remarcaban la concentración de su rostro.

Se sentía algo molesta por que el intervino por ella al hablar con el capitán, entendía porque lo había hecho, era por el bien de todo el plan, pero aun así a veces añoraba el pasado, donde no había tanto peso en los hombros de ambos, y su amistad era mil veces más sencilla.

A pesar de que intentaba acallar el pensamiento, cada vez que veía a Armin hablando con tanta autoridad, no podía evitar desear que hubiera sido el, el que hubiera detenido a Eren, el que hubiera hablado con el mundo y tomado esa responsabilidad para con ellos, se notaba a lo lejos que él estaba más preparado, y así Mikasa no habría tenido que depender tanto de el para saber que hacer, sin embargo, él era una persona sensible y empática, no podía imaginarse el haberle dejado la carga de asesinar a su mejor amigo.

Eren.

Apenas pensó en él, y sus ojos empezaron a buscarlo por el lugar, ya que sabía que él y los demás estaban comiendo en algún lugar del puerto, sin embargo, en vez de encontrarlo a él, vio a Historia, que estaba en una de las bancas que había en la orilla de mar, estaba junto a su esposo, el cual tenía a su hija sentada en sus piernas, Historia se inclinaba hacia el mientras hablaba, y el la escuchaba en silencio con expresión serena en su rostro al mismo tiempo que arrullaba a una somnolienta Frida.

Mikasa sabía que su relación había empezado por la urgencia que tenía Historia de queda embarazada para no ser obligada a ser la portadora del titán bestia, sin embargo, con el tiempo habían decidido casarse y ser una familia, y por lo que veía, eran felices.

Su futuro se vería así en el mejor de los casos, Kiyomi varias veces le había mencionado que la realeza solía casarse en matrimonios por conveniencia, ya que esto era beneficioso para ambas partes, por lo cual cuando sostenían encuentros con la realeza o políticos importantes, Kiyomi solía presentarla a estos con más entusiasmo del que Mikasa encontraba cómodo.

A ese punto Mikasa estaba resignada a que ese iba a ser su futuro, no obstante, deseaba que este tardará un buen tiempo en llegar.

Y que no tuviera nada que ver con el rey de Ketter.

Sacudió el pensamiento de su cabeza, ya su mente no daba abasto con todas las cosas que estaban pasando para agregarle otra preocupación más.

-Si les parece bien podemos ir yendo hacia los soldados, ya falta poco tiempo para abordar.

Mikasa y Armin asintieron y siguieron al capitán.

Y como si el tiempo volara, los agradecimientos y últimos arreglos fueron hechos, y se dirigían por alta mar al puerto de Liberio.

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Este capitulo esta más bien corto, pero aja que lo disfruten.

ALAS DE LIBERTAD (Eremika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora