CAPITULO 8-Eren

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Eren se acomodó nerviosamente la medalla que le otorgaron luego de recuperar el muro María, no se sentía realmente merecedor de ella, no después de haber usado ese mismo muro para intentar aniquilar a millones.
Suspiró, hoy no tenía tiempo para mortificarse, se vio una última vez en el espejo, su uniforme se veía bien y su rostro estaba presentable, por lo que salió con paso rápido de su habitación, ya iba algo tarde a la sala de eventos.
Lugar donde se recibiría a Mikasa.
Iba mirando hacia el suelo, caminando mecánicamente cuando lo llamaron por su nombre sorprendiéndolo.
Era Connie, que al llegar a su lado le preguntó.
- ¿Vas hacia la sala de eventos?
-Si- Respondió Eren algo confundido ya era una pregunta estúpida - Se supone que todos debemos estar ahí.
-Es que pensé que no estarías- Aclaró.
Eso tiene sentido, Pensó para sí mismo.
-Mira Eren-Connie se removió un poco incómodo mientras ambos seguían su camino- Mmmm, no sé qué paso exactamente entre tú y Mikasa, sé que le dijiste algunas cosas hirientes hace algunos años, sobre ser una Ackerman, o algo así, y también sé que lo que pasó en el retumbar tendrá algo que ver, y que tal vez no le tengas un gran cariño o aprecio, pero…por favor se bueno con ella, estos últimos años ha pasado por mucho
Eren solo intento mantener su cara de póker mientras seguía caminando, Connie lo rodeo con un brazo, y en un tono más suave añadió.
-Te lo digo enserio, si estas enfadado con ella por haberte cortado la cabeza, recuerda que apenas tu cuerpo reapareció ella te tomo entre sus brazos y no dejo de llorar hasta que llegamos aquí, y según Jean, ella hizo algo parecido la primera vez que saliste por primera vez de tu titán, lo que hizo no lo hizo por odio, lo hizo porque era lo correcto y tú lo sabes.
Una oleada de culpabilidad golpeó a Eren, sabía que Mikasa lo había sostenido luego de la primera vez que se transformó, lo había visto cuando poseía los poderes del titán fundador, pero no sabía que tambien lo había hecho luego del retumbar, aunque lo había sospechado, todo, entre la decapitación y su llegada a Paradis era borroso para él, excepto el recuerdo de un aroma, su aroma, y de un suave llanto.
Definitivamente no estaba preparado para verla de nuevo, no estaba listo para sentir todo lo que ella le hacía sentir.
-Intentaré hacer lo mejor que pueda lo prometo- Dijo intentando que su voz sonara firme, era más una promesa para si mismo que para Connie.
Este asintió y le dio unos golpes en la espalda, sin darse cuenta, ya habían llegado a el salón que estaba decorado de una forma majestuosa.
Había telas de color blanco y rojo cayendo desde el techo hasta el suelo, eran los colores de la bandera de Hizuru, había dos grandes tapices, uno con el emblema de la familia Azumabito, y el otro con la bandera de Paradis.
Ver el emblema le trajo aquel recuerdo, pero fue cortado por el estruendo de la puerta detrás de ellos siendo cerrada, al parecer eran los últimos en llegar, Historia estaba sentada en el trono, con Frieda en su regazo, Eren se sorprendió un poco, ya que Historia no la solía traer a la capital, y menos para un asunto de estado, tal vez la había traído para que Mikasa la conociera, al igual que Jean y Akane con Marco, los cuales estaban parados cerca de uno de los amplios ventanales.
Todos se giraron hacia él y de repente el ambiente se hizo pesado. La única que no pareció perturbada fue Hitch, que seguía charlando animada con una Annie algo harta.
Eren tenía entendido que Hitch tenía un alto rango en el ejército Jeagerista, al igual que Rico, que se encontraba al otro lado de la sala con expresión indiferente, sabía que ellas no compartían la ideología Jeagerista, el que ellas tuvieran ese rango lo tranquilizaba.
Sin saber muy bien que hacer, buscó a Armin en el salón, estaba sentado en una mesa cerca de la ventana junto a Hange y Levi, el cual lo miraba con desprecio.
-Llegas tarde- Dijo mientras tomaba un sorbo de su taza de té.
-Lo sé, tuve problemas poniéndome el traje- Se disculpó Eren, a pesar de estar en una silla de ruedas, el capitán seguía siendo igual de imponente.
Levi rodó los ojos.
Armin que estaba a su lado, sonrío levemente para luego levantarse de su asiento, y dirigiéndose a todos anunció:
-El auto ya ha llegado, por favor todos acomódense en sus posiciones.
Armin le dedicó una mirada difícil de descifrar cuando pasó a su lado, ¿de advertencia tal vez? y se dirigió a su lugar junto al trono de Historia.
Eren dio un vistazo a la ventana, a lo mejor Armin había divisado el auto desde allí, pero había un gran flujo de autos entrando, tal vez para esconder el carro en el que ella venia, viendo que no iba a ver nada, tomó su lugar, en medio de Hitch y Rico.
La última resopló y sin tomarse la molestia de mirarlo dijo:
-Supongo que las cosas han estado algo extrañas con tu novia ¿no es así Jaeger?
Eren sintió la cara caliente, y miro hacia otro lado, apenado, pero al mismo tiempo intentando mantenerse indiferente, ¿Cómo pudo su semblante tambalear de esa manera por algo tan banal? podía sentir la sonrisa sarcástica de Rico incluso sin mirarla.
Esa mujer era realmente peligrosa.
Intentó centrarse en el lugar para no morir de vergüenza.
Todos estaban parados en dirección a la puerta, había una calle de diez soldados a cada lado, cuidadosamente seleccionados por Historia y Armin para darle la bienvenida a Mikasa, ansioso miro a su amigo rubio, el cual le dio un ligero asentimiento de cabeza, intentado calmarlo.
<<todo estará bien>>
Pero nada lo estaba. su corazón gritaba alerta, y su cerebro intentaba mantener su cuerpo estoico, al parecer lo estaba haciendo bien, ya que nadie lo miraba como si estuviera haciendo nada extraño, excepto Armin que a lo mejor quería ver cómo iba a reaccionar.
Vio a un soldado tomar una larga respiración.
Supo que era el momento.
-Dese la bienvenida a la princesa y embajadora de paz, Mikasa Ackerman-Azumabito- Anunció el soldado.
Las pesadas puertas se abrieron, dando paso a que los primeros rayos del ocaso cubrieran cada centímetro de ella en dorado, a Eren se le cerró el pecho.
Allí estaba.
Su cabello, acomodado en un moño bajo, estaba adornado con unas pocas flores blancas, iba vestida con lo que Eren reconoció como un Kimono, hecho con lo que parecía ser seda, era de un vibrante azul rey con algunas franjas doradas, que se ajustaba muy bien a su esbelta y alta figura, las facciones de su rostro estaban levemente más afiladas, enmarcadas por unos ligeros mechones de cabello a sus costados, sus labios lucían un color carmesí que contrastaba con el vestido que llevaba, sus ojos estaban delineados sutilmente de negro, que hacía que sus ojos grises se vieran más claros, como nubes que predecían la llegada de una tormenta, el maquillaje realmente resaltaba su rostro, el cual lucia una expresión seria, todo en ella hacia que fuera imposible apartar la mirada, toda ella provocaba que cada célula de Eren quisiera ir a donde ella esta.
-Bienvenida a Paradis, Princesa - Dijo Historia.
Todos hicieron una reverencia, a la cual él se unió un poco después por lo pasmado que estaba, Eren la agradeció, necesitaba algo que lo obligara a apartar la mirada de Mikasa.
Fue en vano, tan pronto se enderezó, alzó su mirada de vuelta a ella.
Esta vez la detalló un poco más, tenía la expresión de alguien que estaba acostumbrado a ese tipo de cosas, a ser una princesa, a que la gente la reverenciara. Su mirada reparaba rigidez y diplomacia.
Pero había algo más.
Cansancio.
Como si tuviera en sus hombros un peso que nunca quiso, pero aun así cargara con él, con todas y cada una de sus fuerzas, era fácil de reconocer, el conocía ese sentimiento de primera mano.
Historia y Armin se dirigieron hacia Mikasa, Eren notó que detrás de ella había un hombre alto, de unos cuarenta años, fornido, de rasgos asiáticos y expresión tenaz, traía una pequeña caja bordada en sus manos, él debía ser la persona que acompañaría a Mikasa.
-Gracias por tenerme de vuelta- Agradeció esta, haciendo una ligera reverencia, su voz era tan suave como la recordaba.
Mientras Historia respondía la reverencia de Mikasa con otra, El hombre, se acercó a Armin y le puso la caja en las manos.
-Esto es un regalo de nuestra nación, es un objeto sumamente delicado, espero que lo trate con cuidado- Le dedico una mirada casi amenazante a Armin- Espero que le sea de gran ayuda.
- Lo será- Afirmó Armin, con un ligero asentimiento mientras compartía una mirada con Historia.
El hombre dio un paso hacia atrás, y pasando la mirada por el salón se detuvo en Eren, y su rostro expresó un poco de confusión momentánea, para luego mirarlo como si lo hubiera reconocido, lo que alarmó a Eren un poco, ya que no había manera de que conociera su rostro.
<<El conoce a todos en el lugar menos a ti, y sabía que estarías aquí, es más que obvio quién eres>> Pensó.
Y aunque tenía lógica no lo tranquilizó, apartó la vista, que no se había dado cuenta que sostenía con el hombre.
Historia le hizo una señal a Armin con la mirada, a lo que este, levantó la mano hacia los guardias y a los ayudantes.
-Muchísimas gracias por sus servicios, ya pueden retirarse- Anunció amablemente.
Haciendo una venia, los soldados salieron por la puerta, y apenas el último de ellos salió, una sonrisa de oreja a oreja se formó en el rostro de Historia.
-Ahora si podemos dejar de lado las formalidades- Y se lanzó hacia Mikasa envolviéndola en un abrazo.
Esta se sorprendió, pero inmediatamente la máscara de diplomacia que había usado hace tan solo un momento se cayó, dando paso a una Mikasa tímida, pero feliz, que sonreía por estar de vuelta con sus amigos.
La Mikasa que Eren recordaba.
Todos sus amigos empezaron a saludarla, a lo que se soltó un poco más, Eren vio cómo su rostro se ilumino al ver a Frieda, que hasta donde sabia Eren, no se conocían, Mikasa se agachó para quedar a la altura de la pequeña, que estaba escondida entre las piernas de su mamá, e intentó saludarla agitando la mano, a lo que está respondió agitándola con timidez, lo cual era raro, ya que desde que Eren la conocía, la pequeña era la cara de la confianza.
-Disculpa la timidez de Frieda- Se disculpó Historia tomando suavemente la mano de su hija - Es la primera vez que conoce a otra princesa.
-No es nada- aseguró Mikasa, y le dirigió una sonrisa a la pequeña para luego levantarse.
Tan pronto lo hizo, Akane la abrazó, y le dijo unas palabras que Eren no alcanzó a escuchar, sabía que ambas se conocían, ya que Akane había trabajado para la realeza en Hizuru, esta rompió el abrazo y se volvió hacia Jean, que tenía a Marco en sus brazos, ella le agitó una mano para que se acercará, este lo hizo, y con un gran orgullo, le ofreció a Mikasa cargar a su hijo, Mikasa sonrió de oreja a oreja y lo tomó tímidamente en sus brazos.
A Eren le recordó a una vez su padre los llevo a una de sus visitas a una paciente, la cual tenía una bebé de unos seis meses, ambos se habían turnado para sostenerla mientras su padre revisaba a la mujer, recordaba lo cómoda que estaba en ese entonces, al igual que ahora.
Ella sostenía a Marco con una expresión de incrédula felicidad, Eren conocía esa sensación.
Marco le sonreía, y ella le devolvía la sonrisa, esta levantó la mirada del niño para mirar a todos sus amigos con esa misma suave sonrisa en el rostro.
Excepto a él, lo cual entendía.
Allí estaba la persona que él amaba, quería sonreír por el simple hecho de verla, todas y cada una de las células de su cuerpo le gritaban que corriera hacia ella, y le rogarle por perdón, por todo lo que hizo, por lastimarla, deseaba decirle que lo que le dijo era para protegerla, para alejarla de la bomba de tiempo que era el, porque lo último que su corazón hacía era odiarla, decirle que lo único que él quería era decirle la verdad, y por primera vez en su vida sentirse libre de amarla.
Pero sabía su papel en la historia, y sabia el de ella, era imposible cerrar una brecha tan grande, no importaba lo mucho que quisiera, sabia la cantidad de daño que le había provocado durante todos los años que ella había estado junto a él, a todos los peligros a los que la había expuesto, a el dolor que el mismo había infringido.
Por lo que ahí, mientras la veía sonreír, se prometió a si mismo cuidarla desde la oscuridad, cuidar esa sonrisa que alguna vez el convirtió en llanto, cuidarla de un mundo cruel que, de una forma u otra, el mismo había creado.

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Ya logré decifrar como subir capitulos sin que se me bugue el la página asi que chimba, ame este capítulo con mi vida incluso editandolo estaba riendo como niña de 13 años, espero que lo disfruten, tambien estoy trabajando en algo por ahí que pronto voy a poner por aqui, besitos, comanse sus vitaminas.

ALAS DE LIBERTAD (Eremika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora