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Desperté sintiendo mi cuerpo pesado y adolorido. Sentía que fui atropellada por un auto, la pelea de anoche me estaba cobrando factura.

Definitivamente debía volver a entrenar mucho más, los entrenamientos que hacía cuando estuve retirada de la hechicería no eran nada a los que hacía cuando ejercía.

No estaba herida, al final Gojo con un poco de mi ayuda logró darle una buena paliza a la maldición de un ojo, eso al menos antes de que huyera.

"Un Gojo fanfarrón y hablador era lo que robaba la atención de aquella maldición de cabeza volcánica. Él presumía y explicaba el poder de su energía y rituales malditos, no temía exponer sus habilidades ante el enemigo.

Alardeo, presumió y ejemplificó en lo que consistía su infinito, atrayendo a la maldición quien le miraba anonado. Sin embargo, Satoru no tardo en soltarle un par de golpes para después patear a la maldición en mi dirección.

— ¡Piensa rápido, jitomatillo!

El muy desgraciado había lanzado el cuerpo de la maldición hacia a mí.

Fui lo suficientemente rápida como para materializar mi energía maldita en aquella característica forma de manos.

"Manos divinas" era como solía llamar a esta técnica de energía maldita. Esta técnica me ayuda a pelear a una larga y corta distancia, puedo mover a mi conveniencia estás manos extras, sin necesidad de hacer alguna mímica para que estas sigan los movimientos que yo deseo, solo me basta con pensarlo.

Esto en mi pasado me llevó mucho tiempo dominar, pues debía pelear a una larga distancia y hacer la mímica de los golpes o movimientos que deseaba que hicieran las manos. Sin embargo, una vez que mejore esta técnica, logre ejecutar una mejora más, logré perfeccionar, pulir y definir este ritual maldito.

Aquel par de manos en color dorado, tomaron el cuerpo de la maldición y lo arrojaron hacia arriba. En un dos por tres Gojo y yo nos elevamos a la altura del cuerpo, la energía maldita rodeo mi puño y en simultáneo con el albino, golpeamos a la maldición, enviándola varios metros lejos de nosotros.

Corrimos tras de él y seguimos peleando. La maldición intentaba acertarnos varios golpes, Gojo y yo nos movíamos de un lado a otro evitando sus golpes y acertando varios a la maldición, cada vez lo inducidos y lanzábamos más adentro de aquel frondoso bosque.

— Diablos Sayuri, no creí que fueras capaz de seguirme el ritmo, sigues siendo buena.

— Claro que sí Gojo, sigo siendo la mejor.

— ¡Dejen de alagarse! ¡Los mataré! — La maldición que se hacía llamar Jogo, nos miró con molestia e intento golpearme nuevamente.

Las manos de energía maldita lo estrujaron y de nuevo fue lanzado al aire. Gojo saltó y le dio una buena patada, lanzando su cuerpo unos metros lejos de nosotros, este aterrizó sobre un pequeño lago.

— Vigílalo un momento, no me tardó.

— ¿De qué ha–...? — Ni siquiera pude terminar de preguntar pues él había desaparecido. Genial.

Jogo se levantaba con dificultad y miraba a todos lados buscando a Gojo, finalmente enfocó su mirada en mí.

— Son un par de desgraciados, ¿dónde mierda está ese maldito hechicero?

— Perdón por la tardanza. — Mi compañero albino apareció de nuevo a mi lado, sin embargo, no venía solo, Yuuji estaba con él y se veía muy confundido por lo rápido que había llegado aquí.

𝐒𝐚𝐭𝐮𝐫𝐧𝐨 || 𝗚𝗼𝗷𝗼 𝗦𝗮𝘁𝗼𝗿𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora