06

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— ¡Satoru, detente! — Gritó una muchacha de cabellos rojos mientras se aferraba a la cintura de su amigo albino. 

Estaban a punto de pasar a toda velocidad sobre un gran charco de agua en su bicicleta, iban a ser bañados por el agua del suelo.

Él solo carcajeo y pedaleo más fuerte hasta que empezaron a pasar sobre el charco, salpicando agua por todos lados. Satoru grito con emoción, quito sus pies de los pedales y estiro sus piernas, Sayuri por el contrario gritó por el frió del agua, intentando esconder su rostro en la espalda del más alto.

— ¡Estas demente, Satoru! — Le soltó un pequeño golpe en su espalda una vez que se detuvieron, la ropa, cabellos y zapatos de ambos estaban empapadas.

— ¡Que divertido! ¿Volvemos a pasar, paletita? — Él le miro divertido a través de sus oscuros lentes salpicados por agua. Los ojos verdes de Sayuri chocaron con los azules de él, causándole un sonrojo; aquellos ojos siempre la ponían nerviosa.

— ¡Estas loco, Satoru! — Exclamo Shoko cuando llegó hasta ellos en otra bicicleta siendo manejada por Suguru. — ¡Mira como dejaste a Sayuri!

— ¿Qué? Pero si fue divertido, ustedes son unos aburridos.

— Por algo Shoko no quiso subir a la bicicleta contigo. — Murmuro Sayuri mirando con el ceño fruncido al albino.

— ¡Oye! Admite que fue divertido. — Él miro indignado para después sacarle la lengua. — Solo fue un poco de agua, con este calor nos cae muy bien.

— Insisto, a este paso Sayuri no va a desear juntarse con nosotros más. — Habló Suguru quien miraba a su amigo con diversión. — Vete despidiendo de tu amiga, Shoko

— ¡Sayuri por favor no me vayas a abandonar con estos dos! Yo de verdad te amo amiga mía, prometo defenderte a capa y espada de estos tarados. — Fingió llorar mientras estiraba los brazos en dirección a su amiga.

— Basta Shoko, no dije que dejaré de juntarme con ustedes, para mi es agradable y fue increíble poder trabajar hoy con ustedes.

— Pero si no hiciste nada.

— ¡Ay, Satoru de verdad cierra la boca! — Shoko le miró molesta. — Sayuri aún es de primer año, pero es lo suficientemente buena como para comenzar a tener misiones de mayor grado y con nosotros, aún está mejorando tu técnica.

— Déjalo Shoko, él ni siquiera domina su infinito. — Suguru recogió una pequeña piedra del suelo, lanzándola a la cabeza a Satoru.

— ¡Auch! ¡Oye!

Ambas féminas rieron por la pequeña disputa que empezaron ellos, Satoru se sobaba la cabeza mientras le alegaba a Suguru.

— Oigan vayámonos ya, me muero de hambre, vamos al comedor de la escuela, hoy harán pastel de carne. Dale ya, pedalea. — Shoko golpeo la cintura del pelinegro con ambas manos.

— Eres una fastidiosa, ¿por qué solo vinimos en dos bicicletas? — Suguru comenzó a pedalear, siendo imitado por su amigo al instante.

— Porque era lo que había y porque para eso están ustedes, para llevar a estas dos bellas damiselas a donde quieran.

— Yo solo veo a una bella damisela, no a dos. — Le respondió Satoru mientras observaba a Sayuri de reojo, quien se sonrojo al instante.

— ¡Satoru no seas grosero! — Sayuri defendió a su amiga. — Shoko es muy bonita.

— ¿De qué hablas? ¿ya viste la cara de pedo que se carga?

— ¡Ven aquí que voy a golpearte! — Shoko se puso de pie sobre los soportes para pies traseros de la bicicleta, aferrándose a los hombros del pelinegro para no caer.

𝐒𝐚𝐭𝐮𝐫𝐧𝐨 || 𝗚𝗼𝗷𝗼 𝗦𝗮𝘁𝗼𝗿𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora