#3

176 6 0
                                    

No sé cuánto tiempo estuvimos caminando, pero cuando cayó la noche decidimos pasarlo en una especie de contenedor que se encontraba medio enterrado en la arena, los chicos hicieron un fuego y todos nos sentamos al rededor, yo estaba acostada con la cabeza apoyada en las piernas de Newt.

— ¿No se supone que éramos inmunes? — preguntó Minho con la mirada perdida en el fuego —
— No todos...al menos eso parece — respondí —
— ¿Quien de aquí creen que no sea inmune también? — volvió a preguntar —
— Ojalá nunca saber, Minho — respondí intentando no imaginarme perdiendo a otro de mis amigos —
— Jamás creí decir que era mejor él área — dijo Sarten, con la mirada igual de pérdida que la de Minho —

Mantuvimos bastante silencio el resto de la noche, a pesar del frío logramos dormir un poco para que al día siguiente a primera hora podamos seguir caminando.

Mis pies, mis talones y mis tobillos me dolían mucho, los músculos de mis piernas no dan para más, los dolores de cabeza y los leves mareos hacían que ese viaje se me hiciera aún más pesado, aunque todos estábamos igual, casi no hablábamos, solo nos centrábamos en seguir caminando, viendo a lo lejos las montañas como cada vez se veían más cercanas, eso era una chispa de esperanza para seguir moviéndome. Ya no teníamos agua, eso era una pésima señal, viendo la enorme planicie que aún teníamos que cruzar.
Parecía que el tiempo pasaba más rápido, volvió a caer la noche, esta vez no teníamos ningún refugio, estábamos en el medio de la nada y lo único que se veía era arena, decidimos acostarnos en el suelo y mirar al cielo mientras esperábamos que la noche pasara rápido y sin problemas. Cuando por fin conseguí conciliar el sueño sobre ese suelo tan duro, Thomas nos despertó.

— Oigan, despierten, rápido — nos sacudió a todos para despertarnos —
— ¿Qué pasa ahora? — dije fregando mis ojos con pereza —
— Miren — señaló algo a lo lejos — son luces, tenemos que ir —
— Hay que correr — dije señalando la gran y horrible tormenta que se asomaba detrás de nosotros —

Cuando el primer rayo retumbó en el suelo comenzamos a correr, la tormenta era tan rápida como nosotros, aunque corríamos con todas nuestras fuerzas, teníamos a los rayos cayendo a nuestras espaldas, sentía que en cualquier momento podría caerme uno encima. Me adelanté, traspasé las rejas de ese gran lugar a toda velocidad, cuando estaba por llegar a la puerta de entrada escuché como Thomas gritaba el nombre de Minho, cuando volteé, vi a ambos en el suelo, el cuerpo de Minho desprendía humo y no hizo falta mucho para darme cuenta de que le había pasado, Newt y Aris ayudaron a cargar el cuerpo de Minho hacia adentro, yo abrí la puerta y esperé a que todos pasaran para luego entrar de última y cerrar la puerta como pudiera.

— Bájenlo, cuidado con la cabeza — dijo Aris mientras comenzaban a bajarlo—
— Minho! Despierta! Minho! — repetía Thomas una y otra vez —
me arrodillé a su lado y puse mi oído cerca de su cara, sentía su respiración.
— Al menos está vivo — dije aliviada — Minho! Despierta ya! — abofetee suavemente su cara para que se despierte —

Luego de unos segundos, por fin recobró conciencia.

— ¿Que paso? — preguntó adolorido —
— Que suerte la tuya...te cayó un rayo — respondí bromista —

Lo levantamos de suelo entre todos, estaba ayudándolo a estabilizarse cuando Teresa habló, murmuró algo que no pude entender, pero al segundo siguiente el grito de un crank llamó la atención de todos, Teresa retrocedió rápidamente mientras nosotros alumbrábamos el lugar, había muchos cranks atados a las bigas que ahora intentaban llegar a nosotros, no sabíamos cómo pasar ni a donde ir, estábamos todos agrupados cerca de la puerta de entrada  hasta  que una puerta se abrió y la luz de ahí dentro se encendió, apareció una chica con el cabello súper corto y comenzó a caminar entre los cranks con total confianza, hasta llegar al frente de nosotros.

Amor inmune | Newt y tú | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora