Había sido una buena idea dejar que Hannah planeara todo lo relacionado con la pedida de mano. En algún punto del camino no solo se había acostumbrado a la idea, sino que comenzaba a emocionarse.
A Halina le había encantado que le besara en el auditorio de la universidad, el día en que durmieron juntos por primera vez. Una sorpresa de esa naturaleza la haría flotar de alegría. Pensar en su cara extasiada de gozo lo regocijaba. Ya no pensaba en hacerlo, quería darle esa sorpresa.
Encontrar el anillo perfecto era lo que más le había costado. Se habían pasado toda la tarde yendo y viniendo de diversas joyerías, pero ninguno le había gustado lo suficiente. Hannah se burlaba todo el rato diciendo que era tan quisquilloso como cualquier mujer. Debía ser la única que no notaba lo mucho que le afectaban los comentarios como ese.
—Bien, estamos entre el eternity de Susan Belle, el media alianza de Tiffany o el tú y yo de Jewerly Exchance. Le mandaré una foto casual a Halina, contándole que los vi en una tienda y averiguaré cuál le parece más bonito. Le diré a Finn que venga por él mañana. Lo demás déjamelo a mí, hermanito.
—Gracias. Eres la mejor.
—Lo sé. —Hannah sonrió al tiempo que se detenía cerca de una intersección. Habían recorrido las calles tomados de la mano como cuando eran niños. Estaba tan nublado que ya había oscurecido—. Y hablando de mi futuro esposo. Tenemos una cita hoy. ¿Puedes llegar solo a casa?
—¿Alguna vez me he perdido?
—Por supuesto que no. —Hannah se acercó y besó su mejilla antes de darle un fuerte abrazo—. Te amo, hermanito.
—Yo también te amo, Hannah. Cuídate mucho.
Ella asintió y extendió la mano para tomar un taxi. En cuestión de segundos se hallaba abordándolo y alejándose de él. Tal vez debió decirle que le daba miedo quedarse de noche, solo, en el centro de la ciudad. Mejor hacía lo mismo que ella y tomaba un taxi cuanto antes.
—Te amo, hermanito.
—Yo también te amo, Hannah.
Aquel par de voces, imitando la conversación que había tenido con Hannah le hicieron girar la cabeza en el momento en el que se detuvo su taxi. Aunque una parte de él sabía que debía ignorarlos, estaba tan sensible que dejó que otra persona abordara el vehículo y se dirigió hacia el par de muchachos con los puños apretados.
—¿Tienen algún problema?
—Ninguno grandulón... —aseguró uno levantando las manos en señal de rendición. Elliot se giró para marcharse, pero el muchacho terminó—: Solo me sorprende que un hombre con tu físico sea un marica.
El efecto fue instantáneo. El trastorno explosivo intermitente, era una de las tantas secuelas que le había dejado a Elliot aquellos dos años de violencia extrema. En Summerside, cuando se sentía de esa manera, solo se encerraba en su departamento, salía a correr hasta quedarse sin aliento, brindaba atención a sus plantas o simplemente se internaba en su trabajo. En realidad, antes de lo de Maddison, llevaba años sin tener esos arranques de ira. Estar en aquel lugar con miles de detonantes, hacía que lo extraño fuera que no se sintiera al borde del estallido.
Si antes no era consciente de su fuerza física, estuvo muy cerca de saberlo cuando consiguió levantar al sujeto del suelo sujetándolo del cuello con una sola de sus manos mientras mantenía el puño extendido dispuesto a partirle la cara de un solo golpe. Al verlo patalear para soltarse al tiempo que su compañero emprendía la huida, se dio cuenta de que no eran más que un par de adolescentes. Ni siquiera debían hallarse en el segundo año de secundaria.
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Más Allá del Estigma
RomanceDespués de los sucesos ocurridos en "Estigmas más allá de la piel" la relación de Elliot y Halina parece avanzar sin contratiempos, pero la visita a los padres de Elliot, para asistir a la boda de Hannah, revive viejos traumas y heridas latentes. ¿E...