Han Jisung, gentil omega que a la edad de 19 años fue obligado a casarse con el hijo de los Lee.
Los Lee eran una de las familias más poderosas y respetadas de la ciudad de Busan. Y su hijo mayor, Lee Minho, comenzaria a dominar muy pronto en su bie...
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— Señor Lee, su esposo esta aquí.
El moreno asintió al escuchar las palabras de uno de sus subordinados. Escupió un poco de sangre de la boca y limpió el sudor de su rostro, al igual que un poco de sangre que había quedado regada a lado de su labio. Su pecho subía y bajaba, pues su respiración estaba agitada y sentía un corazón latir con fuerza. Lo único que tenía su atención en esos momentos era el cuerpo en el suelo, el cual estaba bañado en sangre, golpeado y lastimado de los pies a la cabeza.
El alfa chasqueo la lengua y tragó con dificultad, tomó su camisa y secó el sudor de que bajaba desde su cuello hasta su pecho.
— Tienen treinta minutos de descanso.
Fue todo lo que dijo antes de salir de aquella sala de entrenamiento, dejando que los otros chicos levantaran a su compañero para ayudar a sanar sus heridas.
Detrás de él lo siguieron los mismos subordinados que le lamían los pies a cada segundo. Mientras se encaminaba hasta la oficina en la que supuestamente su esposo estaba esperándolo, cuando llegó hasta ese lugar, cerró las puertas detrás de él para que nadie más pudiera entrar. Sintió su corazón calmarse y su cuerpo relajarse cuando vio la delgada figura del chico acostado en el sofá.
El aroma de su omega inundó sus fosas nasales, procurando olfatear bien aquel dulce aroma y encargándose de apreciarlo más.
Una sutil sonrisa apareció entre sus labios tras ver al omega dormitando. Sin embargo, su semblante se endureció al recordar porque había llamado a su esposo, su mandíbula se presionó con fuerza y evitó montar un show en esos momentos. La oficina estaba completamente vacía, puesto que era su oficina personal y nadie más podía entrar, a menos que Minho los dejara o que te llamaras Jisung.
Trató de tranquilizarse y dejó su camisa sobre uno de los sillones, se metió al baño de aquel lugar y trató de limpiarse todo el sudor bajando por su rostro y su pecho, no quería verse tan sucio para cuando Jisung despertará.
Porque para empezar, Jisung ya le había advertido que nunca se le acercara cuando estuviera vuelto un desastre y lleno de sangre.
Así que estaba cumpliendo sus caprichos.
Cuando salió del baño se encaminó hasta su escritorio, abriendo uno de los cajones de ahí para sacar una nueva camisa blanca y poder ponérsela, también consiguió una nueva corbata y se la puso lo más rápido que podía. Y cuando finalmente estuvo listo, caminó hasta sentarse a lado de Jisung, quien al parecer seguía profundamente dormido.
El alfa rodó los ojos y sonrió ligeramente al ver la manera en la que el omega dormía. De pronto, los ojos del omega se abrieron tan pronto como el aroma de su alfa de intensificó lo suficiente para despertarlo.
Se incorporó lentamente en aquel sofá y bostezo un poco antes de acomodarse correctamente, dándole una débil sonrisa al alfa a su lado.
