🦋| Una posible conquista

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—¿Sigue sin contestar?

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—¿Sigue sin contestar?

—No me rindo—informo con ánimo mientras envío un nuevo mensaje a Hillary.

—¿Sabes que te puede denunciar por acoso cibernético?—dice Shara con burla, aun buscando ropa “decente” en mi armario—. ¿Qué carajos es esto?—pregunta horrorizada al levantar un suéter amarillo patito tejido por mi madre que nunca usé.

—Me lo hizo mi mamá—le digo con una sonrisa, pero esta se borra al ver cómo Shara lo lanza al cesto de la basura que tengo al lado de mi cama—. ¡Malvada!

—Es bonito, pero no encuentro la ocasión para usarlo…—me excuso de su deduzco, tomándolo en mis manos para sacudir la tierra.

—Tal vez sirva para encender alguna fogata.

Chasqueo la lengua tras oír tal insulto al arduo trabajo de mi madre. Tengo más de uno iguales a este y en segundos Shara los encuentra, lanzándolos por los aires, ya que, según ella, es imposible conquistar a una chica utilizando esta ropa.

Pero es la única que tengo.

No recuerdo la última vez que compré ropa completamente nueva en una tienda. Eso es para personas con dinero suficiente para derrocharlo en ropas costosas que, tal vez, utilicen dos o tres veces para luego dejarlas a un lado de su armario en el olvido.

Contrario a lo que yo hago, que es utilizar mis prendas hasta que no me entren. Cosa que está pasando ahora debido a que mis brazos ya tienen demasiada masa muscular, lo que me hace imposible meterlos en las mangas de las remeras.

—Viendo el lado positivo se acerca el verano, así que puedes andar desnudo por la calle.

Se rinde al no hayas nada “decente”, sentándose a mi lado en la cama pequeña.

—Eso es ilegal—niego y pido otras opciones.

—Bueno, entonces puedes prostituirte para ganar dinero y poder comprarte ropa e invitar a tu chica a salir.

Me interesa, admito que el dinero fácil es malo, pero en estos momentos lo estaría necesitando con urgencia.

Pero debido a que jamás toqué a una mujer, dudo que sea un negocio rentable para un chico que le avergüenza cualquier tipo de contacto físico del sexo opuesto.

—No pienso dejar que ancianas pervertidas me estén toqueteando—comunico ofendido, tapando mi cuerpo con el tierno suéter que mamá me hizo.

Shara rueda sus ojos, ya rendida de darme ofertas nuevas.

—Si necesitas dinero, ¿para qué renuncias a tu segundo empleo?—reprocha enojada—. El salario de la cafetería apenas si cubre los gastos de tu madre en el hospital.

Entiendo su enojo, ella es la única amiga que tengo y la única que sabe mi situación, tanto económica como mental.

—El señor Becher me ofreció una beca para entrenar, es su gimnasia—vuelvo a informar—. Es uno de los mejores entrenadores de toda Florida, si llegase a ganar en la pelea contra el club Cuervos negros de Misisipi, podría empezar a ahorrar para la hipoteca de la casa y mis demás gastos personales.

Algo más que amigos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora