«No lo hagas. No te rindas ahora, solo debes resistir un poco más. Hazlo, él no merece menos que esto».—No me voy a ir—digo por fin, luego de segundos en silencio—. Me quedaré aquí.
Kevin me mira expectante, sin responder al instante, quitando las lágrimas de su barbilla de manera brusca.
—No juegues conmigo, por favor—súplica temblando y mi corazón se rompe aún más.
—Hablo en serio—me acerco lentamente y él mira desconfiando de mis movimientos.
—No.
—Solo dame una oportunidad más—vuelvo a suplicar, tomando su mano con fuerza.
—Tuviste tiempo para tomar una decisión—recuerda con enojo—. ¿Me dirás qué la cambiarás luego de lastimarme de esta manera?—una vez más quita mi mano de la suya, privándome de su cálido tacto—. ¿Me vas a decir que no sabías que terminaríamos de esta forma?
—No quise hacernos esto. Juro que no, pero Marisol es mi única compañía, no tengo a nadie más. Si pierdo su amistad, me quedaré sola, hundida.
—Nos tenías a Shara y a mí.
La palabra “Tenías” me da una puñalada en el corazón. El tiempo pasado que usa me lastima, pese a merecer todo este sufrimiento, debido a mi incapacidad de tomar buenas decisiones.
—Shara es muy preciada para mí—me trago el dolor al hablar, ahogándome con la tristeza que cargan mis palabras.
—Mejor díselo, porque está peor que yo—informa con más dolor en sus ojos.
El verde se torna casi negro por la parcial oscuridad de la casa, su sombra cubre la puerta cerrada y veo como su enorme cuerpo tiembla por momentos.
—¿Señorita Becher?—la voz de Hugo, junto a tres golpes en la puerta quiebran nuestras miradas—. ¿Se encuentra bien?
Quiero rápidamente mis lágrimas y mocos, acomodo mi cabello mientras doy dos pasos hacia la puerta, teniendo a Kevin a mi lado, pero dando la espalda al chófer.
—Lo siento, Hugo, dile a papá que me quedaré a dormir aquí—digo con una voz baja para que no se note la asperidad que manejo.
Hugo abre sus ojos con sorpresa, mientras que Kevin arruga su entre ceja, aun sin voltear. Aunque no refuta mi decisión, lo cual me deja con una pizca de esperanza en mi corazón.
—¿Su padre está de acuerdo?—pregunta preocupado.
—Él entenderá la situación—es lo único que respondo, por último lo saludo y decido cerrar la puerta, quedando una vez con Kevin a solas.
Él no dice nada, solo pasa sus manos por el rostro para quitar los restos de las lágrimas, además de peinar los alocados cabellos negros que tiene.
—La cama es pequeña—informa luego unos buenos segundos.
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Algo más que amigos [COMPLETA]
Genç KurguA Hillary jamás le interesó el romance. Piensa que simplemente no es para ella, jamás sintió algo parecido a un enamoramiento, tampoco experimentó las mariposas que nacen del amor. Este sentimiento es como un tipo de gripe el cual no quiere pillar...