🦋 | ¿Amor o amistad?

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—¿Sabes qué debería matarte por lo que pasó a mi hija?

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—¿Sabes qué debería matarte por lo que pasó a mi hija?

—Sí, señor…

—Pero como tu madre me amenazó para que no lo hiciera, solo puedo hacer esto—aprieta su agarre sobre el cuello de Kevin, dando una “demostración” a la nueva técnica de jiujitsu que pretende enseñar.

Kevin se queja, aprieta los dientes e intenta zafarse como le dijo papá que lo hiciera, pero al parecer no puede con un anciano musculoso y este no hace más que rebozar el gozar de su triunfo invicto.

—¿No crees que ya es suficiente?—pregunto preocupada, viendo como el lindo rostro de Kevin se empieza a tornar de un color poco sano—. Se está poniendo morado…

Papá chasquea la lengua, haciendo más presión entre sus brazos y el cuello de mi novio.

—Es solo una práctica.

Lo detendría, pero según Kevin era algo que merecía por no cuidarme apropiadamente. Así que solo me alejo hasta los asientos, a cinco metros de la lona, para ver cómo lo estrangulan en forma de castigo.

«Eso suena demasiado pervertido».

Llevan casi dos horas luchando entre sí, o bueno, en realidad papá lleva dos horas golpeando a Kevin y haciéndoles extrañas llaves de combates.

—¿Dejarás que maten a tu lindo novio?

—Está aprendiendo nuevas llaves—me limito a decir, sin levantar la vista.

—¿No me vas a mirar cuando respondas? Eso es muy grosero de tu parte, lindura…—se oye ofendido, pero puedo sentir su estúpida sonrisa desde aquí.

—¿Quieres que vea tu nariz de plástico?—miro a Marcos justo cuando borra su sonrisa para reemplazarla por una mueca de odio—. Se ve bien, casi no se nota que te la rompí.

—Estúpida de mierda…

—¡Hasta pronto!—saludo sonriendo, alejándome de él mientras gruñe insultos al aire.

Lo que corta mi alegría es el sonido que produce mi teléfono al recibir una llamada inesperada. Dudo si responder o no, pero al ver la insistencia de su llamado, atiendo.

Marisol llamada entrante

—¿Dónde estás?—dicha pregunta me toma desprevenida, así que tardo en responder.

El corazón se me sale al oír su voz, trago en seco y luego hablo.

—¿Por qué?

—¿Cómo por qué?—pregunta ofendida—. Estoy en la ciudad, quiero verte.

—Ah, bueno…—titubeo, mirando hacia la lona, donde aún están luchando papá y Kevin—. En el gimnasio.

Ella tarda un momento en responder, pero cuando lo hace puedo oír su voz más baja, como si me estuviera contando un secreto.

Algo más que amigos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora