🦋| Primera cita

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Tengo la duda de que el tiempo está en mi contra en estos momentos

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Tengo la duda de que el tiempo está en mi contra en estos momentos.

¿A qué se debe esto?

Bueno, a qué la maldita raya pequeña del reloj apenas si se ha movido en toda la tarde.

Juro que me estoy volviendo loco viendo como idiota el bendito aparato puesto arriba de la puerta principal. Observando como las manijas se mueven con lentitud, dando giros infinitos y nunca llegando a los números deseados.

Parece que todo ocurre a propósito, impidiendo que mi turno por fin acabe para que pueda ir a hablar con Hillary.

Lo bueno se hace desear, según dicen, pero esto ya parece una mala broma del destino.

Sin buscar la atención de mi gerente, con disimulo reviso mi teléfono en busca de un mensaje o llamada de Hilly, llevándome una ignorada masiva al ver la casilla vacía, aunque con los mensajes que mandé con su respectivo tilde azul.

Me sorprende, pero no por la falta de palabras de Hillary, sino por parte de su amiga. A la cual le envié un largo mensaje pidiendo su perdón, aunque no parece tener intenciones de contestarme o perdonarme.

También me gustaría hablar cara a cara con su amiga, siento que ya la lastimé demasiado la última vez que la vi. El remordimiento es grande, pero sé que hice lo correcto, aunque haberla visto ponerse roja para luego ver sus ojos azules llenos de lágrimas me hizo sentir la peor basura del mundo.

Me dolió haberla lastimado y ni siquiera sé por qué gusta de mí. He ahí mi decisión de solo enviar mensajes y no pedirle que nos veamos, no podría soportar esa pena y culpa.

Pero eso me hace pensar que, muy probablemente, yo pronto esté tan miserable como ella, o incluso peor. Con el corazón roto, lágrimas en los ojos y una angustia en mi corazón preguntándome en cada momento "¿Por qué no?" "¿Qué es lo que no tengo para que me aceptes?" "Dime, ¿en qué fallé?".

Mi necesidad por una respuesta directa por parte de Hillary Becher es muy grande. Tal vez más grande de lo que me gustaría, dejándome en esta montaña rusa de emociones.

-Amigo, tu turno acabó-informa desde la caja Max, colocándose la gorra del local, liberándome de mis obligaciones.

Miro sorprendido el reloj y es cierto. Han pasado treinta y dos minutos desde la última vez que lo miré.

La persecución del tiempo es extraña. Mientras más ansioso te encuentres para llegar a cierta hora, más lento corre el reloj.

Termino de atender mi última mesa, me despido con una sonrisa y voy rápido a los vestidores, sin creer que pronto estaré frente suyo, con mi corazón en las manos.
Más vulnerable que nunca.

-¡Shara, cierra la puerta!-pido en un grito angustiado, cubriendo mi cuerpo con mis manos al verla entrar al vestidor tan de repente.

-Lo último que quiero ver son tus peludas piernas, relájate-comenta relajada, sentándose en la banca a la vez que me pasa mis jeans azules-. Hablarás con ella, ¿verdad?

Algo más que amigos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora