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ADVERTENCIA

son todas mayores de edad

   minji siempre se había sentido una extraña en la vida, como si no supiera pertenecer del todo a sus alrededores

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   minji siempre se había sentido una extraña en la vida, como si no supiera pertenecer del todo a sus alrededores. recordaba cuando su madre le dijo que era adoptada, y pensó que sus problemas de adaptación social terminarían pero, muy por el contrario, el vacío existencial de su procedencia la empezó a aplastar poco a poco conforme pasaban los años y no encontraba amigos que la hicieran sentir cómoda. la única persona que se quedó a su lado fue sana, una japonesa que fue a probar futuro a athelcia, como casi todas las personas que vivían en la ciudad de uria. ambas trabajaban en una cafetería, intentaban ganarse la vida lo mejor posible, y eso terminó uniéndolas, pero minji no se sentía parte de lo que estaba viviendo.

   tampoco sabía qué era lo que deseaba, si más, menos, o algo diferente y ya. y eso la carcomía por dentro, porque no quería sentirse egoísta, avariciosa, pero era inevitable cuando vivía en la pobreza y veía a los clientes que le tocaba atender, señores en corbata que conversaban de negocios y usaban tecnología de última gama para pagar sus cafés, tés y repostería. señoras que hablaban hasta por los codos y usaban ropas caras, peinadas y con el cabello aún tibio, maquilladas con una suavidad pulcra que caracterizaba a las de su clase socioeconómica. niños que gritaban cuando no les daban la razón, que querían obtenerlo todo y lloraban encaprichados. le dolía el pecho cada vez que veía a las mujeres vistiendo su sueldo de tres meses en tan sólo un par de aros.

   por eso es que entrar a aquella escuela de realeza le generaba tanto conflicto. no quería meterse en un lugar donde se sentiría menos cómoda que nunca, donde la gente probablemente se le quedaría mirando con desdén y no habría forma alguna de pensar positivamente de ellos. bajar de la limosina con el sol ocultándose entre las montañas verdes le hizo sentir que así sellaba su destino.

   bajó las maletas, intentó no encogerse ante la mirada de las pocas personas que parecían ya instaladas en las escaleras de entrada al castillo. el cual, por cierto, no pudo evitar admirar; con sus grandes y alargadas columnas, los cristales de las ventanas policromadas, elegantes, los jardines que evolucionaban a bellos y frondosos bosques, fundiéndose con los de las montañas que rodeaban la estructura de piedra. detrás, una ampliación moderna de yeso blanco, cristal y luces, se lucía erguida. era un bello contraste.

   hablando de contraste, dos muchachas jóvenes de su edad la observaron desde la entrada con curiosidad antes de meterse por la enorme puerta principal, las expresiones de sus rostros socialité siendo de completo asco. lo último que minji vió de ambas fue sus narices retocadas bellamente, afiladas, cortando el ambiente plácido que creaba el resto del paisaje.

   ─── no puede ser. ─── suspiró minji. le recordaba al colegio, del cual había salido un año atrás, donde las chicas con dinero como ellas molestaban a las chicas sin dinero, como misma minji. miró el cielo oscuro, las estrellas que comenzaban a aparecer, escuchó el sonido del agua corriendo en la fuente detrás suyo. todo era mágico a pesar de la mala sensación que le provocó ese par de miradas.

SOUBRETTE 𐙚 軽薄な . FEM GGUKMIN AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora