Menos mal que Jennie Kim no está enamorada de su mejor amiga.
Puede que ambas sean alumnas destacadas en el programa de diseño de vestuario, pero cuando se trata de relaciones, Jennie y Lisa son tan diferentes como sus gustos por la moda.
Lisa va po...
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JENNIE
Estoy tan saturada de pedidos para mi negocio online de ropa que Sohee y yo no tenemos una segunda cita hasta casi tres semanas después de la primera. Mientras tanto, me manda mensajes de vez en cuando para ponerme al día sobre su proyecto de fin de curso e incluso me llama a su mesa para hablar unos minutos cada vez que tenemos clase juntas.
Siempre tengo la sensación de que toda la clase me mira mientras me dirijo hacia ella por el pasillo, apretando los labios para no acabar con una sonrisa tan amplia que parezca desquiciada y haciendo todo lo posible para no saltar por la clase como una niña de preescolar.
En realidad, nadie me mira. Nadie parece darse cuenta de que estoy flotando en la primera fase de lo que podría ser la primera relación de mi vida.
Nadie excepto Lisa.
No para de preguntarme cuándo va a venir Sohee a ver mi proyecto, o a preguntarme por mi negocio de costura, o a enviarme un mensaje de texto sobre mis planes para la vida después de la universidad en lugar de enviarme otro mensaje sobre lo mucho que está deseando mudarse a Nueva York.
Es cierto que nuestras conversaciones no han sido precisamente las más equitativas, pero apenas he aprendido a hablar con Sohee. Debía encontrar alguna forma de llenar el silencio. Sigo diciéndole a Lisa que cuando pase más tiempo a solas con Sohee, las cosas se equilibrarán.
También me digo a mí misma que cuando pase más tiempo con Sohee, podré dejar de tener pensamientos tan raros sobre Lisa. Hay una parte confusa y muy inconveniente de mi cerebro que sigue pensando en cómo se estremeció todo mi cuerpo cuando sentí el aliento de Lisa en mi cara aquella noche que se sentó a horcajadas sobre mí en mi dormitorio cada vez que intento imaginar cómo sería besar a Sohee.
Esto me ha convertido en un desastre con Lisa en las últimas semanas, pero al menos puedo culpar a mis nervios por Sohee de todos los momentos que paso con Lisa.
Lisa, por su parte, ha estado tan en guardia con todo el asunto de Sohee, que me quedé un poco sorprendida cuando me preguntó si quería ayuda para volver a arreglarme una vez que por fin programamos nuestra segunda cita.
Llegado el día de la cita, me detengo con la mano enguantada alrededor del picaporte de la puerta principal de Voltage Vintage. Las brillantes paredes amarillas del edificio y las molduras de las ventanas contrastan con la sombría tarde de marzo, pero un hilillo de gotas de agua que salpica desde el borde del tejado hasta la acera empapada de nieve insinúa la llegada de la primavera.
Por supuesto, antes de que llegue, es probable que nos sorprendan un par de tormentas de nieve.
Respiro profundamente, con todos los nervios que me rodean como correas apretadas. He quedado con Sohee para cenar dentro de poco más de una hora, pero al mirar mi reflejo en la puerta de cristal con el horario de apertura de la tienda colgado en un cartel justo debajo de mi cara, me doy cuenta de que no se me están encogiendo las costillas al pensar en ver a Sohee.
