Capítulo 4

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LISA

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LISA

Me pongo la mochila Jansport por delante y busco el móvil en los bolsillos. Taeyong me mandó un mensaje diciendo que quizá necesitaría que su turno en Voltage Vintage se cubriera esta noche, pero aún no he recibido confirmación.

Lo único que encuentro son algunos libros de texto, hojas de papel arrugadas y mi bolso de maquillaje de cuero negro. Me dirijo al final del pasillo y me apoyo en una fila de taquillas para no obstaculizar el paso de los demás mientras empiezo a registrar los bolsillos más pequeños. Mientras busco, un chico con una cresta hace rodar un tambor gigante delante de mí. A continuación viene un grupo de estudiantes de danza vestidos con bodies y pantalones de chándal, seguidos por un par de estudiantes de arte dramático disfrazados como salidos de La pequeña casa de la pradera.

Aunque también podrían ser estudiantes de moda. A veces es difícil saberlo.

Cuando mis dedos rozan por fin el familiar plástico de la funda de mi teléfono, sonrío no sólo por haberlo encontrado. Hay algo en la Universidad Nacional de Seúl que me hace sentir como si hubiera entrado en un jardín secreto y mágico donde siempre he tenido un lugar y siempre lo tendré, o posiblemente una jungla secreta y mágica. Siempre hay suficiente purpurina y tinte alrededor como para que la UNS parezca una constante fiesta hippie.

Y hongos. Joder, qué cantidad de hongos toma la gente de aquí.

Desplazo el dedo hasta mis notificaciones y encuentro dos: uno de Taeyong diciéndome que esta noche su turno será completo, y otro de un nombre que no he visto en la pantalla de mi teléfono en un par de meses.

Seohyun.

El mensaje es simple y directo, el tipo de cosas que solíamos enviarnos, y el tipo de cosas que hizo que siguiera viéndola durante mucho más tiempo del que he estado con cualquier otra persona en Seúl:

He vuelto de Estados Unidos. ¿Tomamos algo en mi casa esta semana?

Nada de '¿Qué hay de nuevo?'. Ni '¿Qué tal los estudios?' Ni 'Quiero contarte sobre mi viaje'.

Ningún 'Te he echado de menos'.

En cuanto a lo que me interesa, es una invitación perfecta.

Conocí a Seohyun en Taverne Toulouse una noche del verano pasado, después de un turno en Voltage, como suele suceder. Es seis años mayor que yo, pasa casi la mitad del año en viajes de negocios a Estados Unidos y está completamente segura de que no busca una relación. Siempre ha sido totalmente sincera sobre lo que ve en mí: un buen rato de diversión.

Esas fueron las palabras exactas que utilizó cuando me acerqué y le susurré al oído que qué quería en el bar. Salimos por la puerta cinco minutos después.

Ahora mis dedos se ciernen sobre el teclado. Se me revuelve el estómago y me planteo borrar el mensaje. No sé por qué esta mierda me desconcierta últimamente. No sé por qué siento que se me cierra la garganta cada vez que alguien me ofrece exactamente lo que llevo años diciendo que quiero.

Llámalo como quieras ┃ JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora