Menos mal que Jennie Kim no está enamorada de su mejor amiga.
Puede que ambas sean alumnas destacadas en el programa de diseño de vestuario, pero cuando se trata de relaciones, Jennie y Lisa son tan diferentes como sus gustos por la moda.
Lisa va po...
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LISA
"Vas a tener que decirme cuál es la emergencia si quieres que te dé el chupito de emergencia".
Taeyong pone dos vasos llenos de vodka sobre la mesa, junto a las cervezas que ya habíamos pedido. Se sube al taburete de enfrente y cruza los brazos sobre el pecho.
La Taverne Toulouse está a tope incluso un jueves, y no tuvimos la suerte de coger un sofá. Estamos sentados en una mesa estrecha a lo largo de una de las paredes de ladrillo a la vista, justo debajo de un altavoz que nos obliga a mantener esta conversación a un volumen más alto de lo que me gustaría.
Levanto la cabeza de donde la tenía apoyada en las manos y hago todo lo posible por ponerle mala cara a Taeyong.
"Por favor, ¿puedo bebérmelo antes?".
Niega con la cabeza. "No. Yo invito, así que yo pongo las reglas. Dime".
Cierro los ojos y me froto unos círculos en las sienes antes de soltar: "Besé a Jennie".
"¿Que hiciste qué?"
Cuando vuelvo a mirarle, la euforia que ilumina sus ojos deja claro que me ha oído.
"No me hagas repetirlo".
"¿Cuándo?", exige, descruzando los brazos e inclinándose hacia mí.
Respiro hondo el aire cálido con aroma a cerveza y el persistente rastro de patatas fritas de la comida que sirven durante el día.
"Justo antes de que acabe mi turno esta noche".
"¿Esta noche? ¿En Voltage? Dios mío, ¿ustedes dos se dieron su primer beso en Voltage Vintage? No puedo decir si eso es deprimente o lindo".
"¡No es ninguna de esas cosas! ¡Es un desastre!"
Grito, pero la multitud y la música están demasiado altas para que nadie se dé cuenta. Renuncio a esperar el permiso de Taeyong y me abalanzo sobre mi vaso de chupito, inclino la cabeza hacia atrás y me bebo el líquido ardiente de un trago. El líquido se desliza por mi garganta y se asienta en mi pecho como un fuego cálido. Una fracción de la tensión que ha tenido contraídos todos mis músculos desde que Jennie salió de la tienda abandona mi cuerpo.
Calculo que necesitaré unos tres tragos más para sentirme cerca de la normalidad.
"¿Cómo ha ocurrido?" pregunta Taeyong, sin molestarse siquiera en ocultar la emoción en su voz.
No creo que comprenda la gravedad de la situación.
"No... no lo sé realmente", respondo. "Estaba en la tienda para que pudiéramos elegir algunas cosas nuevas para que se pusiera en su cita de esta noche. Me sentí... Dios, soy tan idiota. Soy una puta amenaza, Taeyong. Como, ¿qué mierda? ¿Por qué hice eso?"
