CAPITULO 63

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Alexa

ESCAPE.

Ha pasado una semana y media donde soy sometida a sexo las veinticuatro horas del día ¿me molesta? Por supuesto que no. Mi embarazo tiene mis hormonas sexuales elevadas y es un premio para mi y Nicholas, por otra parte mi vientre ha ido creciendo constantemente, la ropa que compre recién llegamos aquí a empezado a dejar de quedarme.

En unas horas Nick saldrá atender unos asuntos y eso me dará vía libre para ir a comprar ropa.

Estoy en la tumbona dejando que la vitamina C entre en mi sistema, estoy leyendo un libro sobre el embarazo, según aquí mi bebé tiene el tamaño de una pera. Nick se posa adelante de mi tapándome el sol, bajo los lentes Versace para verlo.

— Saldré por tres horas nena — me besa el cuello — Se que es nuestra luna de miel, pero Marcus está teniendo problemas en las cavernas.

Me levanto.

— ¿Algo en que pueda ayudar? — preguntó y me niega.

— Estas mejor aquí, viéndote sexi y lista para mi.

— No soy un pedazo de carne querido esposo. — le enarcó una ceja.

— No, eres mi mujer — me besa antes de poder alegar algo.

Se retira y vuelvo acostarme leyendo el libro, después de varios minutos me levanto para prepararme algo liviano, como tranquila revisando mis redes sociales, lavo los platos que ocupe y me cambio para volver al centro comercial.

Me coloco un vestido ya que es lo único que me anda quedando, me coloco las sandalias bajas, tomo mi sombrero, lentes, bolso y efectivo suficiente para gastar. Nicholas se llevó el auto así que optaré por pedir Uber, el auto llega en menos de de quince minutos.

— ¿Alexa Waldorf?

— La misma. — le sonrío al conductor.

Subo al auto y hace el trayecto al centro comercial, pago y entro viendo todo tipo de ropa, compro lo suficiente y una corriente invade mi espina dorsal, la misma que sentí cuando me acechaban, la misma cuando sentía la presencia de Domenico y la misma que me decía que la muerte me quería llevar con ella.

Paseo mi vista por todo el centro comercial queriendo ver algo sospechoso, reparo a cada persona queriendo encontrar algo que los delate. En la mafia siempre se hacen identificar, a leguas se ve quienes son.

No veo nada sospechoso y mi instinto me hace tocarme el vientre queriendo que no me arrebaten a la pequeña vida que cargo, sigo mi camino a la salida, camino por varios minutos y me detengo en un restaurante que se encuentra a las orillas de un acantilado, me atiende un hombre y me guía a una de las mesas al aire libre.

El ambiente húmedo se siente más y me hago una coleta, me entregan el menú y pido lo más solicitado del lugar. Texteo con mi esposo y mi papá en lo que traen la comida.

Sigo viendo mi teléfono y varias personas entran y salen de restaurante, tomo agua y el mesero viene en mi dirección con el plato de comida. Mi cuerpo se eriza como en el centro comercial y me hace apretar los puños, al mesero le tiemblan las manos y me hace activar mi instinto de supervivencia.

— Escúcheme bien señorita — habla el joven para los dos mientras pone los platos en la mesa como si nada — Tiene que salir corriendo de aquí.

No respondo, hago como si viera mi comida.

— Tiene que correr, me mataran por decirle esto —escucho que su voz flaquea — Hay varios hombres esperando para aniquilarla, corra.

Se va y alisto el arma abajo de la mesa, sin escoltas, sin nick, todo depende de mi. Siempre he salido ilesa de esto y está vez no será la excepción. Supervisó el lugar, mis medios de escape y la maldita arcada que se presenta al ver al hombre que viene entrando al restaurante vestido con un traje me genera cierto pavor.

BROKEN © [Libro1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora