𓂃 ☾⃝҂ ❛ Nos movemos como en una obra de teatro, esperamos a que suba el telón para hacer frente a la siguiente escena, esperando lo peor porque vivimos en el género trágico, porque parecemos hijos de Shakespeare y moriremos al final del acto, pero...
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Una semana.
La aerolínea le prometió resolver su problema en una semana.
En parte era una buena noticia. Habían localizado rápido sus pertenencias y recompensado su error. Hope entendió el procedimiento que le indicó la mujer uniformada, le pidió firmar unos papeles y presentarse dentro de siete días en esa misma oficina para reclamar el equipaje extraviado y recibir una indemnización por las molestias causadas.
Molestias dice... Já. Suspiró dejándose caer agotada sobre el mullido asiento de la aduana.
—¿Quieres dejar de reírte? —le dió un codazo a Jayden.
En algún punto de su caótica aventura en sus primeras horas en Los Ángeles, Hope y Jayden habían terminado de hacerse amigos inseparables. En primer lugar habían vivido una crisis juntos durante el vuelo, luego charlaron y charlaron hasta que uno de ellos se quedó dormido y ahora Jayden acompañaba a Hope en su último evento traumático de la semana.
—¿Sabes que me dice mi madre cuando me siento mal? —le dijo una vez terminó de reírse de la mala suerte de Hope.
—¿Mmh?
—Que coma chocolate. Eso siempre ayuda. —le extendió la mano para que la chica se levantara de su nube de depresión.
—¿Tu madre es Remus Lupin?
—Ah, así que eres una fan de Harry Potter. —Hope rió cuando Jay levantó una ceja en su dirección. —Muy mal para ti porque ahora te toca oirme hablar otras cuatro horas.
Y no mintió.
Se formaron en la fila de la cafetería y Jayden empezó a exponer sus argumentos sobre el porqué Slytherin era la mejor de las casas y Gryffindor la peor. Hope se limitó a intervenir de vez en cuando. Debía admitir que la plática la estaba distrayendo.
—Voy al baño. —dijo repentinamente Jay. —Sostén esto.
Hope se vió a sí misma agarrando el aza de la maleta rodante de Jay cuando este se fue.
