Capítulo Trece: Volver Al Pasado

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Alice

Vomité tan fuerte que mi garganta ardió. Traté de aferrarme al césped bajo mis manos y me forcé a mantener los ojos abiertos aunque me fue imposible. Y es que, si los cerraba, aún podía verlo.
Podía escucharlo.

—Shh... Está bien, Ally. Todo está bien, él no te va a hacer daño, princesa. Él no te va a tocar jamás. 

Los brazos de Jake me sujetaron con fuerza y me aferré a ellos cuando dejó que mi espalda descansara en su pecho. Del brazo que rodeaba mi pecho fue de donde me sujeté, pero él me abrazó la cabeza ocultando bajo su brazo mis ojos. Susurrando en mi oído para calmarme.

—Perdóname, no puedo controlarlo a veces. No sé en qué estaba pensando al mostrarte eso, no quería que lo vieras, Ally —. Susurró besando mi sien—. Soy un idiota, no es cierto lo que dije, mi amor. No lo es, jamás va a ser tu culpa porque tú no sabías qué era lo que estaba pasando. Debí hablarte con la verdad, advertirte que llamé a Tarak porque me sentía así, porque sólo el llamado de un arconte moribundo puede ser escuchado por los demás en el nido.

Lloré con fuerza y grité aterrada, llena de dolor al sentir sus manos sobre mi cuerpo. Reviviendo una de las pesadillas de Jake en mi mente.
Sobreviviendo a su dolor encarnado en el mío propio.

—Déjalo ir, Ally... —Jake me abrazó más fuerte—, por favor, no lo mires. Déjalo irse, no te aferres a su recuerdo.

Sunnie, ¿Te gusta así?

—¡Ya basta! —grité aterrada—, ¡Por favor suéltame!

El sueño era tan real que me sentí asqueada, quería gritar y hacerme pequeña, pero eso no sucedió. Traté de huir pero algo me sujetaba a verlo, no podía moverme a pesar de que tuve ese impulso de golpearlo.
Él me sometió, tenía un aura llena de maldad a pesar de que sus palabras eran gentiles. Parecía que en su mente la dulzura con la que me quiso tratar era sólo para que yo le diera lo que quería. Fue un engaño, fue horrible.

—Tranquila, Alice...

—¡Ya basta! —. Grité aferrada a los brazos de Jake—. Haz que pare, haz que se detenga, no lo soporto... Por favor.

—Shh... Estoy aquí, Alice. Tu hermano está aquí para protegerte, mi amor. Aquí estoy, aquí estoy —. Sentí los besos de Jake en mi frente, pero nada me calmaba. No cuando podía verlo todavía.

Jonás había quebrado a mi hermano y, de alguna manera, también a mí. Nos estábamos rompiendo con su recuerdo, con el dolor que causó en ambos y que podíamos sentir el uno en el otro, porque Jake hizo eso. Me hizo sentir con su recuerdo, me mostró el peor de sus miedos y yo sólo pude llorar.
Gritamos y lloramos, pero aún así, nadie nos salvó. Nadie nos protegió en ese instante, sólo nos tuvimos a nosotros. Sólo nos teníamos el uno al otro en ese instante, así que me aferré a su cuerpo, a su voz y a su llanto.

Me aferré a nuestro dolor.

—Lo siento, lo siento... —sollocé—, ya quítalo. Jake, por favor....

—Perdóname, trato de detenerlo pero no puedo. Estoy tratando de borrarlo pero no se va, es así.

—Jake, Jake me está lastimando, por favor, quítalo, ¡Ya!

—Perdón, perdón, perdón... —. Susurró y besó mi sien una vez más—. En serio lo siento, Alice, por favor perdóname por hacerte esto. Perdóname.

[...]

—Ally.

Ni siquiera levanté la cabeza cuando lo escuché, no podía. Mi vista se había perdido por alguna razón en el papel tapiz de la habitación.
Después de sobrevivir al recuerdo de Jake, me trajo a mi habitación y me dejó recostada en mi cama. Ya no tenía la armadura puesta, creo que en algún punto me desmayé, pero eso no me importó. Simplemente dejé de moverme y resistirme después de un rato.

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2023 ⏰

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La Luna del Alfa Luna Creciente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora