Capítulo Uno: Los Johnson

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Alice

—¿Cómo llegó Jake aquí? Estaba herido cuando lo dejamos en casa. Sus heridas aún no sanaban por completo.

—No lo sé.  

—¿Cómo sabía en dónde estábamos? —. Pregunté asustada—. Mi hermano a caso... No, no, no. Sería imposible que fuera encarcelado aquí o juzgado. Eso sería horrible.

—Mi luna, creo que deberías calmar...

—¿Y si Jake estuvo en problemas por mi culpa?

—En serio, min kärlek. Cálmate.

Byron trató de detenerme pero yo caminaba de un lado a otro tratando de hallar respuestas al respecto.

—¿Por qué Jake le ordenaba a Hale? ¿Cómo es que tiene ese poder?

—No lo sé.

—Mentira.

Esta vez me detuve para mirarlo.

—Tú estás mintiendo. No te veías ni un poco sosprendido cuando viste a mi hermano entrar ahí como si fuera el rey del lugar. Es decir, ¡Ellos lo llamaron rey!

—Es verdad, Ally. Miento —me tomó de los hombros para calmarme—, porque creo que lo mejor es que Jake te lo explique él mismo. No puedo intervenir en esto, mi luna. No si él en serio quiere explicarte todo.

Iba a negarme a eso, pero cuando vi a Clark, dejé de pensar en ello. Estaba temeroso aún cuando Bastian no dejaba de tomar su mano en todo momento.
El cazador veía en todo momento hacia una dirección. Una calle con muchos árboles que daba a un camino con muchas casas iguales. Eran pequeñas, pero muchas. Fue curioso que supiera reconocer que ahí estaba su antíguo hogar.

—Debo ir a casa a despedirme.

—Quisiera ir contigo —. Dijo Bastian.

—No —. Se negó de inmediato al verlo—. No quiero que ellos te hagan una grosería, o algo peor. Será mejor que vaya a verlos por mi cuenta. Ellos ya deben saber que estoy aquí.

—Es verdad —Byron miró a Bastian con pena—, no olvides que sigues siendo un Hale y... Bueno. Ellos saben quién eres.

—Tu hermano.

Byron asintió y Bastian terminó por imitarlo.

—Esperaremos aquí hasta que llegues —. Besó su frente y Clark le sonrió—. Pero no creas que me voy a quedar tranquilo, si me entero que ellos te han hecho algo, yo voy a...

—Gracias —. Clark le cubrió la boca con las manos—. Son mi familia, Bastian. Los conozco bien y sé que no me van a matar. No aquí al menos.

—Eso no me tranquiliza.

—No era para tranquilizarte, Hale. Es para que sepas de lo que son capaces de hacer para que nunca pienses en acercarte a ellos. Jamás.

—Okey...

—Yo iré contigo —. Me atreví a ofrecerme—. Dijiste que me tienen respeto, todos los cazadores. Quisiera ayudarte esta vez, Clark. Déjame ir contigo.

—Somos amigos y eso es una bendición para mí —negó con la cabeza—, pero no puedo hacerte esto, Alice. Ellos no son buenas personas y no quiero que inicien una pelea enfrente de ti. Incluso si ya demostraste ser fuerte, lo cierto es que no debes pelear cuando no conocemos bien tus límites o tu poder. Podrían provocarte sólo para lastimarme.

Yo asentí. Soy una bomba de tiempo ahora y era consciente de eso.

—Volveré tan pronto diga adiós. Es todo.

La Luna del Alfa Luna Creciente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora