Capítulo Tres: Månen Destruida

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Alice

Cuando llegamos a casa todos nos sentimos agotados, no sólo por el viaje, sino por las cosas que pasaron. Yo especialmente. Odiaba el hecho de que tenía algo que ver con el anciano Hale. Eso me tuvo de malas todo el viaje de regreso.
Clark y Bastian fueron los primeros en retirarse para curar las heridas del mayor, Jake por otro lado subió todas sus cosas a su habitación ya que había traído todo lo necesario para empezar desde cero aquí. Todos estábamos listos para seguir con nuestras vidas.

—Hay mucho que arreglar.

Me acerqué a Byron cuando habló y noté que estaba mirando por la ventana. La manada estaba reconstruyéndose después de la guerra con Jonás, así que los lobos caminaban de un lado a otro con herramientas o madera en sus espaldas. Cada uno arreglaba lo que podía.

Los lobos de la guardia que estaban heridos eran atendidos en el hospital de la manada mientras los más jóvenes apoyaban en lo que podían con las reparaciones. Incluso el refugio que Byron construyó se convirtió en el hogar de algunos miembros de la manada mientras reconstruimos sus casas.
Hasta Jake había comenzado a ayudar a Clark en el hospital para curar a los más graves. Creo que él deseaba ayudar a reparar lo que, con el tiempo, él no pudo parar y eso estaba bien por mí. Al menos eso le daba un sentido a su vida mientras averiguaba qué hacer después, aunque la verdad es que no quería que se fuera.

Lo necesitaba. Todos lo hacíamos.

Aunque Byron no lo mencionaba, sabía que a veces se sentaba frente a la chimenea y miraba el fuego mientras recordaba a Tyler. No hablaba, solamente se sentaba y contemplaba como el fuego ardía en su máxima expresión.
Sabía que él recordaba a Tyler cada noche que hacía eso, pero también tenía miedo a que Byron pensara demasiado en lo que pudo haber hecho y se sintiera culpable. No quería que él también pensara en que había cosas que pudo haber hecho mejor para poder salvar Tyler.

—Debo salir a ayudar. El alfa tiene que estar ahí.

—¿Qué es lo que harás primero? —. Pregunté queriendo ser parte del plan de contingencia.

—Debo comenzar con el control de los daños y las reparaciones en la manada en la zona principal. No estoy muy seguro pero los cultivos fueron dañados y algunas granjas de la zona más alejada fueron afectadas, tengo que revisar eso primero.

—Hay mucho por hacer...

—Volveré antes de que te dés cuenta, mi luna. Descansa en casa hasta entonces —. Byron dejó un beso en mi frente antes de que pudiera decirle que quería ir con él—. Cuida de Jake y Clark. Llamaré a Bastian para que venga conmigo.

—Está bien.

Terminé por asentir ya que sabía que lo correcto era que Byron se marchara de aquí para arreglar los asuntos en la manada. Además, yo tenía que hablar con Jake y decidir qué es lo que iba a hacer ahora.
Hay cosas que habíamos puesto en pausa por este viaje, así que teníamos que hablar.

Subí las escaleras deteniéndome sólo para despedir a Bastian. Un momento después, vi a Clark hablar con mi hermano cuando llegué al pasillo de sus habitaciones.

—Puedo curarte si lo deseas —. Jake señaló las manos de Clark. Él se sostenía de las costillas.

—No es nada, sólo... —se quejó en cuanto se sentó en el sillón de su habitación—, necesito algo de descanso. Esto no es nada a comparación de lo que me hacían mis hermanos cuando era menor. En serio.

—Ay, Clark —. Suspiré angustiada llamando la atención de ambos—. ¿De verdad no quieres que te ayudemos? Me siento terrible por lo que te han hecho.

La Luna del Alfa Luna Creciente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora