Cellbit había salido del departamento tan pronto como había recibido la llamada de una de las empresas a las que había dejado su solicitud, diciendo que podría ir a las instalaciones en el transcurso de la mañana para una entrevista. Una parte suya decía que no se ilusionara, en varias ocasiones había ido a entrevistas de las cuales no habían terminado como le hubiera gustado, pero eso no lo hacía perder la motivación.
Había alistado a su bebé, claramente lo tendría que acompañar al no tener ninguna persona que pudiera cuidarla. Esperaba que no hubiera ningún inconveniente en llevarla, tampoco que le ocurriera ningún incidente como el que comenzará a llorar a tal grado que pusiera pelos de punta a todos o algún incidente con su pañal, solo quería que todo marchara bien.
Salió del departamento con prisa hacía el estacionamiento subterráneo, acomodando a Lía en su asiento especial en la parte de atrás antes de subir a la parte del piloto, asegurándose que todo estuviera bien antes de prender el automóvil.
Pero el auto jamás prendió.
—Vamos, no me hagas esto ahora.—Frunció el ceño con disgusto, girando la llave una y otra vez con la esperanza que prendiera, pero la batería había muerto.—No me puede pasar esto a mí, no ahora.
Pegó la frente contra el volante, cerrando los ojos mientras trataba de tranquilizarse y pensar si aún tenía algo de cambio suficiente en su cartera para agarrar un autobús, pero no creía poder maniobrar en el transporte público con su bebé y la pañalera, sí con su auto propio era un horror no podía imaginarse de otra manera.
Se enfocó tanto en lo que podría hacer cuando alguien tocó la ventanilla de su puerta, asustándolo por un momento hasta que se giró, encontrándose a Roier pidiendo que bajara el vidrio.
—Buenos días, ¿Te ocurre algo?—Cuestionó, mirándolo con un deje de preocupación.
—Buenos días, tengo que ir a una entrevista en estos momentos, pero mi automóvil decidió no prender justo ahora.—Resumió con una sonrisa cansada, casi riéndose de sí mismo.
Roier lo escuchó atentamente, asintiendo.—¿En dónde es tu entrevista?
—Es a unos quince minutos de aquí, al centro de la ciudad. No sé si alcance a ir, ¿Dónde queda la parada del autobús aquí? Jamás he visto una, tengo antes del mediodía para ir.—Miró su reloj, viendo que marcaba las nueve y media en punto.
—La parada del autobús está a unos cinco minutos de aquí caminando, el transporte no frecuenta mucho por estos rumbos así que si tienes suerte en unos veinte a treinta minutos más podría pasar algún autobús que te acerque más a otra parada y te puedas dirigir al centro.
Cellbit parecía confundido con sus instrucciones, ¿Por qué parecía tan complicado? Si tenía que esperar más tiempo y hacer trasbordo sentía que jamás llegaría.—¿En serio no pasa ningún autobús que vaya directo para allá?
Negó con una mueca.—Me temo que no, es lo malo de aquí.—Cuando vió su rostro afligido, tomó una decisión.—Te puedo llevar, también tengo que acercarme al centro de la ciudad por un par de cosas, así que puedo encaminarte lo más que pueda antes de que me desvíe.
—Oh, no. Te lo agradezco mucho, pero ya hiciste tanto por mí que no quisiera causarte más molestias, en verdad.—Negó rápidamente, apenado.
—Vamos, te digo que también iré por allá, no me cuesta nada encaminarte.—Golpeó suavemente la puerta del piloto y señaló sobre su hombro.—Mi auto está a un par de cajones, te espero.
Cellbit no pudo negarse cuando Roier se alejó de ahí, quitándole el seguro a un reluciente auto de color rojo. No perdió más tiempo y maniobró el portabebés con la pañalera, además de cargar un maletín donde resguardaba todos sus papeles e identificaciones por si las llegaba a necesitar. Tomó asiento en el asiento trasero para poder irse con su hija, acomodando bien las cosas a su alrededor.
—Entonces, andando.—Roier le sonrió a través del espejo retrovisor, colocándose un par de lentes obscuros a causa del sol.
—Tú... ¿Sabes si causé muchos problemas con los vecinos por lo de esta madrugada?—Cuestionó sin poder evitarlo.
Roier lo miró nuevamente por el espejo retrovisor por un momento antes de volver a enfocar su mirada al frente cuando salieron del estacionamiento.—No, solo nos agarró de manera desprevenida. Todo está bien, no tienes porqué preocuparte por ello.
—¿Seguro? Realmente no quería dar una mala impresión, y siendo mi primera noche temo que alguien reporte la situación y... bueno, que luego me pidan desalojar.—Confesó su temor, mirando por la ventanilla de un costado.
—No, nada de eso. Hemos tenido vecinos que son muy ruidosos a todas horas, sin razón alguna, y el dueño de los departamentos nunca se toma en serio nuestra quejas así que no te preocupes. No tendrás problemas, simplemente paga a tiempo tus depósitos del departamento y pasarás desapercibido con ese señor, nada de qué preocuparse en realidad.
—¿Más ruidosos que yo a las dos de la madrugada?—Sonrió un poco más tranquilo con sus palabras.
—Créeme, tuvimos un vecino un tanto ruidoso cuando llevaba a sus parejas, otro que se la pasaba dando fiestas hasta que fue arrestado, otra vecina que tenía un montón de perros y gatos que a cada rato peleaban y dejaban un muy mal olor porque no tenía cuidado con sus necesidades. Hemos tenido una gran variedad de vecinos, y el dueño jamás hizo nada porque pagaban de manera puntual; tú puedes hacer lo mismo y no te dirá nada, además, sabemos que cuidar a un bebé no es fácil, es comprensible por todo lo que pasas.
—Parece que me estás justificando, no quisiera que se viera como si mi hija fuera mi escudo protector para todos ellos.
Roier titubeó un poco, sabía que la bebé sería muy cercana a él, pero por un momento creyó que solo se trataba de una hermana pequeña, pero tenía mayor lógica que se tratara de su hija.—Nada de eso, no lo tomes de esa manera.
El camino parecía demasiado corto, por lo que en cuanto entraron al centro se sorprendieron como el tiempo y trayecto habían pasado rápido. Cellbit le dijo el lugar exacto a donde se dirigía, por lo que Roier decidió dejarlo ahí mismo en lugar de un par de cuadras antes como había planeado; para ese momento él ya se sentía demasiado abochornado y sintiendo que le estaba debiendo demasiado, pero Roier parecía complacido con hacerlo.
—Aquí está bien.—Miró como Roier se orillaba y abrió la puerta antes de acomodarse las cosas a su alrededor.—Te lo agradezco mucho, sigo debiéndote cada día más.
Roier soltó una carcajada, negando.—Está bien, lo hago por gusto propio. Nos vemos más tarde en el edificio, espero que te vaya muy bien con tu entrevista.
—Muchas gracias, nos vemos por la tarde.—Se despidió con un asentimiento mientras llevaba consigo el portabebés, cerrando la puerta con su pie antes de encaminarse hasta el edificio de gran tamaño.
Se sentía diminuto frente al lugar donde se llevaría a cabo su entrevista; todas las personas pasaban con rostros preocupados y concentrados, con trajes que parecían costosos y en un ambiente demasiado laboral a su alrededor. Subió el tramo de escalones hasta las puertas giratorias, maniobrando para poder entrar al tiempo que pasó frente suyo y procurando no perder el equilibrio.
Caminó hasta la recepción, donde un hombre que parecía de su edad lo atendió con una sonrisa.—Buenos días, bienvenido sea. ¿En qué le puedo ayudar?
—Buenos días, vengo a una entrevista con el vicepresidente. Recibí una llamada esta mañana y me dijo que podía venir en el transcurso de la mañana.
Asintió, mirando en su computadora.—¿Señor Lange?—Cuando él le contestó de manera afirmativa, siguió.—Puede subir, tome el ascensor y presione el último botón que indica el décimo piso. El señor Palacios le estará esperando en este momento, que tenga mucha suerte en su entrevista.
Agradeció ante la amabilidad del joven frente suyo y siguió sus instrucciones, tomando el ascensor. Cuando las puertas se cerraron, observó a su bebé con una sonrisa y frotó su nariz contra su frente, sonriendo ante la tranquilidad de su hija.
—Espero que todo salga bien, Lía. Esperemos que salgamos de aquí felices.
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Save my life | Guapoduo
FanfictionDonde Cellbit es abandonado por la mujer con la cual pensaba formar su vida entera en ella, dejándolo a cargo de una bebé recién nacida ; o en dónde Roier, su vecino del departamento 511, lo ayuda a cuidar a su pequeña bebé después de que la primera...