Extra único.

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Roier se encontraba nervioso mientras se veía al espejo, comprobando que su cabellera oscura se mantuviera fija en su lugar. En ondas cayendo como una corta melena, ajustó nuevamente la flor de color rosa que reposaba en el bolsillo de su saco antes de girarse hacía la puerta, al mismo tiempo que había sido tocada desde el exterior.

—Roier, ¿Estás listo? Es momento de que se encuentren antes de la ceremonia.—Escuchó la voz de Noah detrás de la puerta, sintiéndose nervioso.

—¡Ya salgo!—Gritó, dándose una última mirada al espejo antes de observar por última vez la habitación, abriendo la puerta.

—Oh, Roier. Estás espectacular con ese traje...—Su amigo se había quedado sin palabras, haciéndolo sonrojar por sus expresiones.

—Yah, no seas exagerado.—Agitó su mano, restándole importancia.

—Vamos, Cellbit ya está en el salón esperándote, no hay que perder más el tiempo.—Comentó antes de enredar sus brazos, caminando a la par hasta el salón donde se llevaría a cabo la fiesta nupcial.

Roier aferró su mano libre contra el brazo de Noah, tratando de encontrar el equilibrio que sus nervios le impedían para coordinar sus pasos. Si antes de la ceremonia se encontraba tan nervioso, ¿Cómo podría estar en un rato más? Tenía miedo de tropezar, tal como había pasado tan pronto como comenzaron a bajar el tramo de escalones.

—Tranquilo. ¿Por qué estás tan nervioso? Solo van a jurar frente a todos su amor.—Bromeó, tratando de aligerar el ambiente.

El pelinegro golpeó a un costado de su cuerpo, haciéndolo reír mientras se encaminaban hasta afuera del lugar, observando la tela que cubría la entrada. Noah se detuvo frente a esta, soltando su brazo antes de hacerlo girar para encontrarse frente a frente, acomodando su cabello.

—Estaré aquí esperando para volverte a llevar adentro, pero ahora al altar. Tómense su tiempo, pueden recitar sus votos aquí y allá frente al padre solo decir el acepto, no hay presiones.—Le guiñó el ojo antes de agarrar el borde de la tela, dándole acceso al interior de la tienda.

Roier dió el primero paso al interior, sintiéndose fascinado por la cuidadosa, pero elegante decoración de la tienda. Las mesas y sillas estaban perfectamente acomodadas, un pequeño escenario se encontraba al final de la tienda y una pista de baile donde su prometido se encontraba esperándolo, sonriendo tan pronto como sus miradas se encontraron.

No estaban seguros de quién estaba más emocionado por aquel momento, pero se quedaron sin respiración al observar la apariencia del otro. Roier portaba un traje de tres piezas, con un saco de color blanco junto con la corbata roja, las solapas y el chaleco del mismo color, ajustándose perfectamente sobre su cuerpo, con un pantalón blanco y zapatos negros de vestir muy relucientes. Su cabello negro resaltaba sus facciones, su rostro teniendo una ligera capa de maquillaje que hacían resaltar sus labios y el área de sus ojos, dándole una imagen tan eterea que le robaba el aliento al castaño. Mientras el pelinegro caminaba con cierta inseguridad hacía su prometido, no desaprovechó la oportunidad para encantarse con su presencia.

Cellbit se encontraba vistiendo de la misma manera un conjunto de tres piezas, llevando por dentro una camisa de vestir blanca, mientras que su saco, pantalón y zapatos eran de color negro, portando una corbata de negra igualmente. Su cabello castaño perfectamente peinado hacía un costado, manteniendo sus manos detrás de su espalda mientras sonreía, totalmente encantado con la presencia del pelinegro. Para cuando la distancia se acortó, sus manos tomaron de manera inmediata la cintura contraria, soltando un suspiro mientras se impregnaba de su presencia.

—¿Ni siquiera el día de nuestra boda puedes tener tu traje bien?—Regañó el pelinegro, alzando sus manos para acomodar la flor roja que sobresalía en el bolsillo del saco del castaño, provocándole una carcajada.

Save my life | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora