Los siguientes días habían mejorado, y cuando menos esperó, Cellbit tenía que volver a trabajar para su pesar. Roier lo había estado acompañando tan pronto como salía de su trabajo, preguntando cómo seguía mejorando Lía, y para la suerte de todos, no había pasado más allá del susto de la primera noche.
Cellbit dejó a Lía en la guardería con algo de dificultad, pero al final se despidió con un beso sobre su frente y se dirigió a los elevadores, presionando el botón de su piso. Tan pronto como llegó vió sonreír a sus compañeros cuando lo vieron caminar hasta su cubículo, esperando a que se sentara para preguntar por él.
—¿Cómo siguió Lía? Osvaldo nos dijo que te ausentarias porque tu bebé se puso mala.—Mike fue el primero en hablar, girando su silla en su dirección.
—Está mejor, solo fue el susto de aquella noche y que salimos muy tarde de ahí. Le compré medicamento y el tratamiento está funcionando, así que no hay nada que temer.—Soltó un suspiro cansado, tallando sus ojos.—Perdón por ausentarme, apuesto que tuvieron mucho trabajo.
—No tienes qué disculparte, fue por el bienestar de tu bebé y nosotros nos encargamos de todo.—Charlie le sonrió, palmeando sus hombros.—Esperemos que todo esté mejor, así que ya estás de vuelta y estamos bien con ello, nos alegra tenerte aquí.
—Definitivamente, estaba harto de escuchar los chistes de Charlie y como invitaba a todos a pescar.—Mike rodó los ojos, fingiendo un dolor de cabeza.
Cellbit sonrió, negando divertido.—Creo que conozco a una persona que pueda acompañarlo a pescar, él recientemente está incursionando en eso de la pesca.
—¿En serio? Pásame su contacto cuando puedas y lo invito, tengo planeado ir este fin de semana a un río que encontré por Internet.—Mencionó con emoción, agarrando su celular.
El castaño asintió, pensando que podría decirle a Tarik sobre ello. Cuando prendió su computadora, sintió una mirada en él, girandose para ver cómo Mike no despegaba la mirada en él.
—¿Ocurre algo?
—Nada, solo tenía curiosidad... El chico que llegó al último en la fiesta de tu hija, ¿Es tu vecino?
Cellbit se sorprendió por el comentario, pero asintió.—Sí, es mi vecino.
—¿También es quien nos has contado de que te ayuda con Lía?—Charlie se unió a la conversación con interés.
—Sí, fue quien me ayudó el primer día que llegamos al edificio, cuando no podía dormir a Lía y él acudió a ayudarme. Desde entonces siempre me ayuda o nos visita, o si no lo visito a él, Lía se pone muy contenta cuando lo ve.—Explicó con una sonrisa.
Los dos compartieron una mirada que Cellbit no comprendió. Por lo que Mike continuó—Parece muy agradable, fue muy amable con todos el día de la fiesta. También es muy apuesto, tuviste suerte en tener un vecino como él.
—¿Nunca has pensado en invitarlo a salir?—Charlie soltó de repente, sobresaltandolo.
—¿Qué? Yo no...
—No es por nada, solo es que parecen llevarse muy bien, inclusive parecen una pareja cuando están con Lía. Los tres juntos se ven muy hogareños, eso lo demostraron en tu departamento, inclusive pensamos que podrían gustarse.
Cellbit procesó sus palabras, ¿Gustarse? Se había acostumbrado tanto a la presencia de Roier que no vió nada raro. Comían o cenaban en el departamento del otro, de hecho era raro el día en que no se vieran pero procuraban hablarse. Roier era muy feliz con Lía y viceversa, y Cellbit se sentía feliz con verlos de esa manera.
—Solo decimos que... ¿Has pensado en volver a tener una relación con alguien? No decimos que con él precisamente, solo si ya no te has visto en otra relación después de la mamá de Lía.
—No es como si tuviera tiempo para pensar en ello, jamás me lo había replanteado desde entonces.—Confesó con una mueca.
—Bueno, Roier parece un chico muy simpático y Lía lo ama, no digo que tengas que estar con una persona que tu bebé ame, sino que actualmente es raro encontrar a personas que se puedan relacionar con hijos que no son suyos, crear esa conexión.—Charlie comentó.
—Y, si me lo permiten decir, no puedes negar que Roier no te quita la mirada de encima.—Mike le guiñó un ojo antes de girarse a su propio cubículo.
—¿Qué?—Antes de que pudiera cuestionar más, vieron a Osvaldo entrar al piso y saludarlos con una cálida sonrisa, asintiendo en dirección de Cellbit al verlo volver incorporarse al trabajo.
—Buenos días, Cell.—le saludó.
—Buenos días, señor Palacios—saludó de vuelta.
—Tenemos junta hoy al mediodía para definir las estadísticas del mes, los espero a todos de manera puntual.
Los tres hombres asintieron, viéndolo entrar a su oficina. Con una última mirada compartida, se dispusieron a trabajar hasta que diera la hora de la reunión, sabiendo todos los informes y carpetas que tendrían que mostrar para el mediodía.
El día pasó demasiado rápido a pesar de aquella reunión de fin de mes, saliendo de la oficina a la hora habitual. Se despidieron en el vestíbulo cuando Cellbit se desvío para ir por su bebé, sonriendo tan pronto como pudo visualizar y tener entre sus brazos a Lía, besando sus mejillas.
Salieron camino al estacionamiento, dirigiéndose a casa. Cellbit en todo el día no había podido quitar los comentarios de Charlie y Mike de la mañana, ¿Roier lo miraba con ese afán? No quería hacerse creer cosas, pero si ellos tenían razón... ¿Qué sentía el?
Se sentía muy cómodo a su lado, y pasaba un tiempo agradable cada vez que se quedaban hablando de cualquier cosa trivial, cuando compartían momentos los tres juntos y cuando se necesitaban el uno al otro en diferentes momentos adversos, como cuando Cellbit recurría a él cuando no comprendía que le ocurría a Lía, o cómo Roier iba a su departamento y le decía que se sentía solitario en el suyo, queriendo conversar un rato. Si bien solo sabía lo necesario de Roier como para saber que trabajaba en el manejo de una florería, tenía una estrecha relación con sus padres, sus amigos eran limitados y eran los mismos del edificio, más cosas triviales como que le gustaba el jazz y solía bailar en su departamento mientras Cellbit estaba entretenido en otras cosas, haciéndole un espectáculo a Lía para hacerla reír, como decía que era bueno en el tennis pero tenía abolladuras en su departamento cuando practicaba, al igual que decía que le encantaba el golf pero jamás lo había visto jugar.
En otros aspectos, sabía que no le gustaba la comida picante pero le encantaban los fideos, era un tanto flojo para pensar en prepararse el desayuno y casi siempre iba a visitar a Cellbit para desayunar porque partían a la misma hora. Era un buen bebedor, pero muy honesto cuando de ello se trataba, tenía una linda sonrisa y una risa que era contagiosa cuando algo le hacía sonrojar o que se sentía muy emocionado por algo, como hacía pucheros junto con Lía cuando Cellbit les llamaba la atención y no había olvidado aquel beso en su mejilla desde aquella noche cuando se despidieron.
Estacionó el automóvil en su espacio y bajó con Lía en sus brazos, dispuesto que esa noche, cuando Roier fuera probablemente a cenar a su departamento como era de costumbre, estaría más alerta a cualquier signo, cada palabra y cada mirada de Roier hacía su persona. Y sobre todo lo consultaría con la almohada, definitivamente eso haría.
Subió al ascensor, esperando a que llegara a su piso con una sonrisa. Lía jugaba con su corbata cuando las puertas se abrieron, sorprendiéndose de ver a Roier esperando el ascensor con un chico a su lado.
—Oh, Cellbit.—Le sonrió, saludando.
—Roier.—Le mostró una sonrisa de vuelta, sintiendo la mirada del tercer chico.—¿Vas de salida?
—Sí, Leo es un compañero de trabajo y me invitó a ir a cenar hoy. ¿Vienes de trabajar? ¿Cómo te fue?
Cellbit miró al chico, su sonrisa haciéndose más pequeña antes de girarse a Roier otra vez.—Bien, todo bien.
El castaño salió el ascensor, intercambiando lugar con los dos chicos que subieron, Roier despidiéndose con su mano.
—Nos vemos después, que cenes y descanses bien, Cell.—Agitó su mano mientras las puertas se cerraban, viendo cómo el otro chico lo miraba con un gesto serio.
Cellbit ya no tuvo tiempo de contestar, quedándose estático delante del ascensor. ¿Qué era lo que acababa de suceder? Y sobre todo, ¿Qué era esa sensación en la boca de su estómago?
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Save my life | Guapoduo
Fiksi PenggemarDonde Cellbit es abandonado por la mujer con la cual pensaba formar su vida entera en ella, dejándolo a cargo de una bebé recién nacida ; o en dónde Roier, su vecino del departamento 511, lo ayuda a cuidar a su pequeña bebé después de que la primera...