CAPÍTULO 4: LA LLEGADA

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EDNA:
Aparentaba un bloque de pisos normales. Ancho y alto de color blanco.
En el ascensor, estaba muy tensa, y sabía que Laura lo había notado porque me cogía la mano y me la apretaba con fuerza contra su pecho. Era la hora. Entramos en casa y Laura llamó a su madre, advirtiéndole de que ya habíamos llegado. Su madre llamada Cristina me saludó amablemente con un abrazo y habló cinco minutos con Laura de temas que yo desconocía totalmente. Entonces apareció el famoso hermano de Laura, Max. Se acercó a mí y me estrechó entre sus brazos cariñosamente. Me sorprendió mucho su reacción, al fin y al cabo era un chico, y los chicos suelen ser capullos descerebrados. En cuanto se separó, sentí una oleada de calor por todo el cuerpo. Subía desde los pies hasta la cabeza. Esa oleada se convirtió en un escalofrío que también me recorrió todo el cuerpo.
El resto de la noche transcurrió normal, tal y como estaba planeada. A la hora que Laura tenía planeado hablar y divertirse en plan de noche de chicas, le dije que lo sentía mucho, pero que necesitaba descansar. Y ella, sin rencor, ninguno aceptó diciéndome que teníamos muchos días hasta que me fuera. Esa palabra me aterrorizaba. Irse, quedarse sola, abandonar, todos eran sinónimos, y todos esos juntos eran la razón de mis miedos.
MAX:
A mí nadie me había dicho que la niña o más bien chica que venía era tan guapa. Si no recuerdo mal, mi hermana me dijo que se llamaba Edna, que tenía la misma edad que yo y que sus padres eran alcohólicos y que tuvieron un accidente en el que murieron todos menos Edna. Ella era una chica rubia de pelo largo, con ojos claros, bajita y muy estilosa. Pero nunca pensé que esa descripción que me dio mi hermana, pudiera crear una chica tan guapa. ¿Me había enamorado a primera vista? No, yo no creo en esto. Y encima es amiga de mi hermana y en breve será como mi hermana. Eso era una tontería pensarlo.

LAURA:
Sé que Edna no lo estaba pasando bien, por eso ayer a la noche accedí y no la presioné para hablar, aunque sabía que no estaba cansada, simplemente muy nerviosa y no tenía ganas de hablar.
Mi cabeza le daba vueltas a dos cosas diferentes. La primera es, porque Max y Edna se habían puesto tan nerviosos cuando se vieron y se abrazaron al principio, reaccionaron como si no se hubieran relacionado nunca con alguien del sexo opuesto. El primer contacto que tuvieron se pusieron rojos y se ruborizaron a la vez, era como si se gustaran. ¿Mi hermano no va a ligar con una niña como Edna verdad? Total, dentro de poco, sería como su hermana.
Pero la segunda cosa que revoloteaba por mi cabeza era peor, ¿qué había pasado con Mark? ¿Nada, todo? No lo sé, solo sé que creo que me siento muy atraída por él, pero sé que él está muy por encima de mi nivel y nunca se fijaría en una chica como yo.
-¿Sabes que le gustas a Mark, no?-Interrumpe Edna mis pensamientos.
-¿Cómo sabes en qué estaba pensando?-Le digo con curiosidad.
-Laura... En breve hará dos años que te conozco, ¿crees que eso no es suficiente como para que sepa descifrar tu cara?-Me espeta.
-Sí, pero me parece muy curioso.-Le digo.
-Bueno, tú también lo sueles hacerlo conmigo.-Me suelta
-No me había dado ni cuenta. Pero igualmente no le gusto a Mark ni en mis sueños.
-Eso no es verdad, pero no te voy a presionar si no quieres intentarlo.-Me dice con total tranquilidad.
-Gracias igualmente, buenas noches.
Le doy un ligero toque en la cabeza mientras me levanto de la cama donde me había sentado anteriormente y me dirijo a mi cama. Me tumbo y me pongo a mirar fotos del pasado verano. Tengo fotos con mi hermano en el apartamento que tenemos en Tarragona, cerca de la playa. Tengo fotos con mis amigas en la playa mientras se pone el sol. Tengo fotos en una discoteca a la que fuimos ellas y yo... Y de repente me vino a la cabeza, ¿Edna nunca había tenido un verano así? Qué triste, yo espero todo el año ese momento y hay gente que no lo tiene. Eso me da ganas de llorar. Hoy ha sido un día realmente intenso, así que decido acostarme ya, en vez de mirar el móvil un rato más.

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