𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈

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༺ 𝐏𝐬𝐲𝐜𝐡𝐞༻

El ambiente esta pesado, era imposible respirar en una casa tan hermética como lo era su hogar, pero Utahime tampoco quería mover un solo musculo ya que el sonido del piso de madera podría delatarla y llamar la atención. En ese preciso momento simplemente desea ser parte de ese aire y volverse nada, algo que nadie nota pero que, al fin y al cabo esta. Se aburrió de contar las moscas vivas en el aire y las muertas sobre el piso, repetio cinco veces las canciones que su abuela le cantaba cuando era pequeña e intento meterse en otro mundo, pero los gritos de sus padres solo eran más fuertes cada vez impidiéndole ser el aire que deseaba ser.

《No tengo un solo recuerdo en el que mis padres no estén peleando.》 Reflexiono mientras se ponía de pie.

—¡NO ME GRITES! ¡DEJA DE HACER TODO LO CONTRARIO YUKI!

—¿¡Ha?! ¡Entonces hablemos de tus errores! ¡No hay un solo momento en el que te puedas dignar a buscar madera y reparar el techo para que no se llueva!

—¡Estoy todo el día trabajando! ¡Todo el puto día!

—¡¿Por qué mierda no consigues a un vecino que pueda hacerlo?!

—¡Porque no tengo tiempo para trabajar y arreglar esta casa de mierda! ¡Hace meses no comemos bien!

—¡No comemos bien porque tenemos que pagar los putos impuestos Yaga!

Su hogar se caía a pedazos. La madera vieja del techo les traía consecuencias como que entre agua cuando llueve o la filtración de calor provocando que se concentre un aire pesado que haga imposible estar un minuto más (o como en este caso) que la casa se envuelva en su eterno ambiente frío cuyos cuerpos enfriaba al estar no más de un pequeño tiempo.

࿙⊱࿙───────࿚⊰࿚

Utahime fue al mercado cerca del muelle donde se encontraban varios puestos uno al lado del otro y dividida en varias hileras largas, era entretenido para ella buscar y observar entre tantas opciones de comida, era el paraíso de los precios y el regateo.

—¡Por favor, por favor, por favor!—imploro una señora frente al puesto de arroz. Lo que provoco que la sonrisa de la azabache fuera disminuyendo a medida que se acercaba.—Es para mí hijo, todo ha sido muy duro para nosotros este mes—intentó explicar sin una gota de calma—Mi marido ha perdido el trabajo y yo me he esforzado mucho para conseguir estás monedas, solo dame una porción pequeña de arroz y le estaré eternamente agradecida.

—Su agradecimiento no vale mí vida, lo siento.—contesto el vendedor—Debe comprender que con la llegada demás japoneses, si vienen aquí a buscar comida no puedo quedarme sin provisiones, me castigaran.

Era lo normal vivir el día a día con conflictos que terminaban en violencia, aquella señora se miraba muy desesperada pidiendo un poco de buena voluntad hacia el hombre que se negaba a venderle comida, no obstante la intriga fue mucha cuando Iiori no comprendió del todo el motivo de su rechazo, puesto que si la señora tenía el dinero y el señor la mercadería entonces ¿Por qué no simplemente se lo vende? Se acercó a ellos y preguntó qué sucedia, más directa y específicamente al señor (que la miro con molestia) al ver que una adolescente le estaba cuestionando sus decisiones. Su respuesta fue directa y bastante dura, la misma que le dio a la señora, tenía miedo de quedarse sin comida si es que le vendía a los coreanos.

𝐏𝐒𝐘𝐂𝐇𝐄 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora