𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈

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༺ 𝐏𝐬𝐲𝐜𝐡𝐞༻

Se estaba volviendo paranoica con cada eco que su sentido detectaba, las imágenes violentas que surgían en su cabeza no le permitían conseguir la paz lejana que necesitaba. La intriga de no saber si su hermano estaba vivo o no hacía crecer su respiración y alimentaba su exasperación. En ese oscuro lugar solo hecho de piedra había una puerta de acero con una pequeña ventanilla cerrada, la única luz que se filtraba era de la luna en una pequeña ventana con barrotes del tamaño de una cabeza, era poco el aire que se filtraba, pero era lo suficiente como para que se empiece a enfriar.

Estaba horrorizada con las imágenes violentas recordándole todo con tanto detalle que no podía parar de ver incluso con los ojos cerrados, el sonido de los golpes al cuerpo, la sangre, aquel soldado de cabello oscuro y ojeras.

《Me van a matar》 Pensó Utahime en un instante, el temor no se le quitaba de encima, los malos pensamientos que eran guiados por malos finales había ocupado su mente. 《No lo atenderán en el hospital, es coreano, no hay forma, no la hay.》

Se escuchó tras la puerta el sonido de las llaves, Utahime se tensó completamente, pero de manera inconsciente se levantó como su única defensa, solo para ver entrar al soldado de cabello plateado con una lámpara de aceite que sirvió para iluminar gran parte de esas cuatro paredes, lo vio dejar aquella lámpara en el suelo.

—¡Miren a quien tenemos aquí, a la señorita ceño fruncido! Gracioso ¿no? Que en esta colonia del imperio no tenga luz eléctrica, si que estan quedando como cabernicolas—Cerro la puerta

《Ese teniente》 Pensó ella incredula.

—No te preocupes, están atendiendo al coreano en el hospital~

Con esas palabras pronunciadas, el aire retenido de la azabache y su respiración volvieron poco a poco a su ritmo natural.

Él dio un paso adelante, pero se detuvo cuando ella dio uno atrás, Utahime miro la pistola que el teniente tenia colgando en su hombro y se preguntó internamente si esa era el arma con la cual iba a morir hoy. Gojo se sintió extraño al haber ingresado y decir palabras que le traerían, aunque sea un poco de calma a la coreana, él no iba a desaprovechar la oportunidad que tenía servida, ahora que puede, verá la forma de saber por su propia boca si ella tiene algo que ver con el movimiento independentista por las buenas o por las malas.

Él aclaro su garganta para cambiar al “policía malo” con una mirada más seria y dijo—No te sucederá nada si cooperas, si tienes cualquier información que ayude al imperio por más mínima que sea dímela, con eso me permitirán sacarte.

Con voz apagada respondió—No tengo nada que pueda servir a Japón...

Ahora ella ve con más preocupación que antes el arma que cuelga con un tahali, Satoru noto su miedo e intento poner el arma tras su espalda para sacarla de su vista intentado que se tranquilice.

《Incluso si digo una mentira, teniente, ¿me dispararas a penas lo haga? 》

Para Gojo, no era la primera ni sería la última persona que vería con una actitud tan terca y testaruda como lo era la señorita Iori, lo que la hacía diferente al resto es que seguía con vida a pesar de su larga lengua.

—El imperio del sol naciente recompensa muy bien a quienes ofrecen información, si tú también hiciste algo malo entonces por un bien mayor podría ignorar ese hecho.

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