𝐏𝐒𝐘𝐂𝐇𝐄

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

༺𝐏𝐬𝐲𝐜𝐡𝐞༻

Con un moño rojo atando su cabello en una coleta baja, saludaba tímidamente con una amable inclinación a los comerciantes o personas que la habían visto crecer hasta ahora que tiene siete, su hermano daba vueltas a su alrededor haciendo ruidos de avión e ignorando a todos los que lo saludaban.

—¡Mira Sui, soy una avioneta! BRRRRRRRRH.

Kong Sujin tenía el cabello oscuro y es muy diferente a su hermana, tanto en actitud como formas, eran el yin y el yang si se lo quería. Suiren lo observó correr lejos en busca de un takoyaki para regresar luego a su lado. La comida lo mantenía tranquilo por un momento, pero ella estaba preocupada porque acababan de desayunar y podría hacerle mal al estómago.

—Mamá y papá te regañaran, Jin.

—¿Estas molesta conmigo porque no te compre uno?

—Solo quiero llegar temprano.

Sujin se detuvo repentinamente, su hermana imito sus pasos y lo miro para ver que le ocurría.

—¿Hasta cuándo piensas seguirnos?

Fue lo que dijo en voz alta, su mirada aburrida no cambio, se giró y vio a un hombre alto y musculoso con un yukata con el pecho casi expuesto, era un hombre peligroso con tatuajes al cual la sociedad margina, pero por temor nadie lo enfrenta.

Nadie excepto ese niño.

—Engendro—Responde Sukuna irritado mientras se acercaba imponiendo con su altura y musculatura—no te estoy siguiendo.

Suiren se inclina en un saludo, pero fue la única en hacerlo porque ellos no se quitaban la mirada de encima, el adulto molesto y el niño con aburrimiento e indiferencia.

—Si no me equivoco lo haces desde hace nueve días, así que deja de hacerlo, ¿Papá te mando?

—Son días difíciles niñato de mamá, Kong dijo-

—No me importa, —Interrumpe dándole la espalda y haciendo un gesto con la mano para que se largara—no nos sigas, yo puedo proteger a mi hermana por mi cuenta.

—Se-señor Ryomen—Interviene Suiren, roja de la pena—Por favor perdone la acusación de Sujin, él no sabe lo que dice.

—¿Ha? —Sujin mira a su hermana incrédulo —¿Así tratas a tu héroe?

Sukuna miraba a Suiren, esa pequeña era tan tierna y amable que podría morderle la mejilla siempre se ganaba su atención, sonrió a medias pensando en lo bella que sería en algunos años, así que su hermano podría no estar equivocado con respecto a él.

—Amigo no, compañero, niña Kong.—Corrige.

Sujin lo mira indiferente y le da la espalda para responder por su hermana—Si, si, como digas.

Se acercó al niño al notar su insolencia y tomó fuerte su hombro—Engendro, no me des la espalda cuando te hablo.

—¿Qué sucede aquí?

Un soldado se acercó a ellos, un hombre alto y musculoso con un uniforme militar, medallas en el pecho, sombrero y guantes. Satoru Gojo, hijo de un almirante reconocido se erguía frente a dos niños que lo miraban, sus medallas brillaban en su pecho marcando su rango superior.