el atardecer desde el balcón de mi nuevo departamento se veía precioso, se había convertido en uno de mis pasatiempos favoritos, siempre que podía componía mirando hacia la mezcla de colores en el cielo.las melodías en ese momento parecían salir solas, más simples y bellas. era una de las pocas cosas que rescataba de mi vida, junto con obviamente los recitales que llevaba dando a los alrededores de italia.
mi cuaderno estaba lleno de nuevas letras y muchos borrones, me auto exigía demasiado por lo que no paraba hasta que esté perfecto.
el timbre del departamento resonó entre mis pensamientos por lo que me levanté para abrir la puerta, aún sabiendo que no esperaba a nadie y que la única persona que sabía de mi dirección era victoria, quien actualmente se encontraba en la otra punta de italia junto con luka. mi única opción recaía en algún vecino molesto por la música.
abri la puerta con la sonrisa más simpática que sabía poner, apenas me mudaba y lo que menos necesitaba era comenzar a tener problemas. quería que en mi cabeza reinara la paz.
la sorpresa me la llevé cuando del otro lado no se encontraba un vecino, o algun completo desconocido, si no que estaba alejo, quien días antes me había dicho que iba a estar un poco ocupado con respecto a los entrenamientos.
la sonrisa en mi rostro se volvió genuina y tras lanzar un pequeño grito me colgué literalmente de su cuello para poder abrazarlo. apretandome más hacia su cuerpo me devolvió el abrazo.
por primera vez en mucho tiempo me sentí inmensamente feliz.
— dios alejo ¿qué haces acá? — pregunté tirando de su mano para que entrara al departamento una vez nos separamos del abrazo
— si queres me voy eh, no tengo drama — respondió bromeando mientras dejaba el bolso que llevaba sobre el sillón
— ni se te ocurra — dije para volver a acercarme a darle un corto abrazo, no podía controlarlo, la felicidad me hacía actuar de esa forma
— si sabía que me ibas a recibir así hubiera venido hace mucho tiempo dali — murmuró en medio del abrazo y yo me separé sin aún poder borrar la felicidad que irradiaba
— de verdad me pone muy contenta que estes acá pero ¿cómo hiciste? literalmente ayer me dijiste que los entrenamientos te estaban matando
aún estábamos pegados, ya no en un abrazo pero sus manos rodeaban mi cintura y las mias estaban apoyadas en sus brazos. por alguna razón no nos movimos, no me movi como debería haberlo hecho.
— te mentí, con esto del mundial sub veinte nos dieron una semana libre para que cuando vuelva ya sea directamente para la selección así que pensé que podía pasar a visitarte unos días. espero que no te moleste
mi corazón dio un salto. claro que no me molestaba, jamás iba a hacerlo, no cuando a veces pensaba que nadie podía llegar a quererme y actos como aquel me demostraban todo lo contrario.
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opuesto completario - matias soulé
Randomdemasiado jóvenes para saberlo todo, para conocer el mundo, aunque ellos creían todo lo contrario. se amaron, claro que lo hicieron, a veces en tiempos descoordinados, otras en sincronía. a pesar de las peleas, mal entendidos, conflictos, siempre...