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estaba en la residencia donde se estaban quedando los jugadores argentinos sintiendo como unos ojos se clavaban sin ningun tipo de pudor en mi nuca, sabía muy bien a quienes pertenecían pero no iba a decir nada, no cuando lo tenia a alejo contando...

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estaba en la residencia donde se estaban quedando los jugadores argentinos sintiendo como unos ojos se clavaban sin ningun tipo de pudor en mi nuca, sabía muy bien a quienes pertenecían pero no iba a decir nada, no cuando lo tenia a alejo contandome muy emocionado como vivió el último partido.

me hacía muy bien verlo feliz.

— y nada gorda es una locura haber hecho gol en los dos partidos, de verdad creo que estamos para llegar muy lejos — me dijo apoyando las dos manos sobre la mesa en la que estábamos, yo le estaba cebando mate mientras comiamos algunas cosas que él tenia permitidas para merendar

coloqué una mano sobre la suya para darle algunas caricias con una sonrisa en el rostro, este mundial estaba siendo un gran paso para él y de verdad me ponía contenta todo lo que estaba logrando.

— como para no llegar lejos con el pedazo de goleador que tienen — comenté logrando que él me sonriera, estaba segura de que no era la única que se lo decía

si bien todos se estaban destacando, después de todo él fue el unico que marcó un gol en los dos partidos. según las redes ya varios clubes comenzaban a mostrar interes en él.

— na, todos estamos aportando para llegar

— si, obvio, no digo que no aporten pero no está de más comentar que estas hecho todo un goleador ale, la estas rompiendo de verdad

— gracias por estar dali — dijo tomando mi mano y dejando un beso corto en ella, era demasiado dulce conmigo que cada día lograba que lo quiera más

aunque a veces por las noches cuando no podía dormir me preguntaba si iba a ser con la misma intensidad que lo quise a matias. que lo sigo queriendo.

— siempre ale, estuviste cuando muchos no y lo mínimo que puedo hacer es bancarte en esta

continuamos merendando mencionando varios temas triviales, como que su familia lo había visitado un par de horas antes. por ahora no los había conocido, a ninguno de los dos nos parecía ni el lugar ni el momento adecuado.

por un instante deje de sentir los ojos clavandose en mi nuca y cuando pensé que iba a estar más relajada y tranquila frente a a alejo,
quien probablemente se había dado cuenta lo tensa que estaba, conecté miradas con matias, quien se dirigía hacía el pasillo donde se ubicaban los baños, con un movimiento en la cabeza me indicó que vaya.

en ese instante dejé de escuchar lo que alejo me estaba contando, el latido fuerte en mi pecho había ocupado por completo mis oidos. no sabía qué hacer.

— ¿te sentís bien dali? estas un poco pálida — dijo alejo tocando una de mis manos logrando que saliera del transe en el que estaba metida

me quedé muda unos segundos, pensando cuidadosamente qué decirle para que no pensara cualquier cosa.

— si, no te preocupes. voy al baño a lavarme la cara y vuelvo — respondí tomando una rápida decisión siguiendo lo que mi corazón me estaba pidiendo a gritos que hiciera

— ¿no queres que te acompañe?

— tranqui, voy dos segundos y vuelvo

tras ver como alejo asintió ante mi excusa comencé a caminar a paso lento hacia el pasillo de los baños, no sabiendo exactamente qué esperar.

matias estaba apoyado sobre la pared de enfrente de las puertas del baño mientras miraba su celular, me acerqué a paso lento y me pare cerca suyo manteniendo siempre la distancia personal. estar de esta forma y no sentir su contacto fisico se sentía muy extraño.

— estas muy hermosa dalita — dijo una vez levantó la mirada del celular y lo guardo en uno de los bolsillos de su short, me mantuve seria aunque en realidad podía sentir las mariposas volando en mi panza

— ¿para qué querías que viniera? — pregunté intentando no darle tantas vueltas a la situación para volver rápido con alejo, quien seguramente ya me estaba esperando

— para decirte lo linda que estas, es un poco difícil si esta tu novio adelante, aunque si queres lo hago, yo no tengo problema — me respondió adoptando la personalidad de arrogante que muchas veces me gustó, en ese momento tuve que fingir que no lo había hecho, no quería darle el gusto

— no tengo tiempo para tus boludeces, dijiste que ibas a demostrarme que me amabas de verdad y lo único que veo hasta ahora es alguien que sigue sin tormarse las cosas seriamente — argumente completamente decidida a volver al comedor donde estaban todos, cuando comencé a alejarme matias me tomó sorpresivamente del brazo atrayendome hacía él y logrando que mi espalda golpeara la pared, quedando encerrada entre la misma y su cuerpo

mi respiración se cortó al instante.

— no sabes lo difícil que es estar en la misma habitación que vos y no poder besarte o decirte en cualquier momento lo linda que estas — dijo pegandose aún más cerca de mi

me sentía morir.

— ¿de quién es la culpa? — pregunté intentando mentenerme fuerte

— ya se que es mia, tranquila que lo tengo bien claro. también se que te dije que te iba a demostrar que te amo solo a vos y lo voy a hacer, solo que es un poco difícil con alejo vigilando cada paso que doy

lo miré dudosa, sintiendo que si me quedaba un segundo más ante su presencia iba a caer a sus pies tal como antes.

— bueno, entendi. ahora soltame que alejo se debe estar preocupando — respondí intentando soltarme de su agarre, cosa que se me hizo imposible, incluso logró que matias acercara más su rostro al mio

— no puedo dali, no cuando extrañe demasiado tenerte así de cerca

podía sentir como su respiracion comenzaba a mezclarse con la mia, no tenía la fuerza suficiente para alejarlo de mi cuerpo.

— ¿qué haces mati? no podemos — susurré en un intento débil

— decime que no te moris de ganas de que te bese como yo lo hago y te suelto

su mirada se conectó con la mia, podía sentir como nuestros corazones estaban sincronizados. mi cabeza estaba hecha un lío.

— ustedes tienen una suerte de que la que haya aparecido sea yo — dijo una voz más en el pasillo, al girar mi rostro me encontré con victoria quien miraba la situación seria, al instante empujé a matias lejos mio

sin decir más nada tomé a victoria de la mano para comenzar a dirigirnos hacia el pasillo.

— dios ¿qué mierda estoy haciendo vic?

opuesto completario - matias souléDonde viven las historias. Descúbrelo ahora