| Capítulo 8: No hay descanso para los perversos. Parte II.

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| No hay descanso para los perversos. Parte II.

No faltaba mucho para la medianoche cuando llegaron a New Harmony, yendo directo a la dirección que el ritual de localización arrojó más temprano, deteniéndose al otro lado de la calle para vigilar la bonita casa de dos pisos en donde una familia ...

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No faltaba mucho para la medianoche cuando llegaron a New Harmony, yendo directo a la dirección que el ritual de localización arrojó más temprano, deteniéndose al otro lado de la calle para vigilar la bonita casa de dos pisos en donde una familia cenaba. En el interior, Dean pudo reconocer a Lilith en el cuerpo de una niñita a quien una mujer le servía un plato de pastel con helado y un hombre se levantaba de su asiento. Al final de la mesa, un hombre viejo estaba muerto y su cabeza caía sobre su plato.

—Es la niña —informó—. Su cara es horrible.

Sam bajó los binoculares.

—Pues vamos. Estamos perdiendo el tiempo —apremió Sam, pasando por detrás para salir de su escondite.

—Espera. —Dean lo detuvo por el brazo.

— ¿Para qué? ¿Para qué mate al resto?

—Sí, y a nosotros si no tenemos cuidado. Mira. ¿Ves a ese cartero a las nueve p.m.? Y el señor Rogers por allá —expuso, señalando al cartero que estaba clasificando el correo en la parte trasera de su camión y a un hombre que leía frente a la ventana en su propio hogar.

— ¿Demonios? —preguntó Destiny.

—Sí.

—Bueno, está bien. Solo hay que eliminar a esos y ya está —sugirió Sam.

— ¿Y luego qué? ¿Le cortas el cuello a una niña de diez años? —espetó Dean.

—Mira, Dean, sé que es horrible.

— ¿Tú crees?

—No se trata sólo de salvarte a ti, Dean. Tenemos que salvar a los demás.

—Tenemos que detenerla, hijo —coincidió Bobby.

—Maldita sea —masculló Dean.

—Tengo una idea —anunció Bobby de repente—. Des, ve con los chicos y encarguense de los demonios alrededor de la casa para que no puedan avisarle a Lilith. Yo haré una barrera de agua bendita con los rociadores para alejar a los demás. Que no los atrapen —dijo seriamente.

Los tres asintieron y separaron sus caminos. Como podía ver la verdadera cara de los demonios, Dean decidió asomarse para atraerlos y guiarlos hasta Sam para acabar con ellos con el cuchillo de Ruby. Uno por uno, los demonios más cercanos a la casa donde Lilith se encontraba fueron eliminados y sus cuerpos ocultos para que los demás no se dieran cuenta tan fácilmente. Dean se apartó de ellos un momento y Sam y Destiny se apresuraron a ir detrás de él, encontrando a Ruby sosteniéndolo contra una malla de metal.

—Quiero que devuelvan mi cuchillo, por favor. O tu cuello se romperá como un hueso de pollo —amenazó.

Sam se acercó a ella por detrás y le colocó el cuchillo contra la garganta, tomándola por sorpresa.

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