02. Días Azules

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El amanecer asciende por la ventana de mi habitación, y observo el atrayente azul cielo junto las gotas de lluvia cayendo paulatinamente

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El amanecer asciende por la ventana de mi habitación, y observo el atrayente azul cielo junto las gotas de lluvia cayendo paulatinamente.
El olor a comida es invadida por mi nariz, y bajo rápidamente sin ninguna expresión; me siento a desayunar con mis padres y por primera vez, veo la lluvia de diferente forma. Dicen que el color más alegre es el amarillo, pero para mí es el color azul, y veo poco a poco como mis días Grises se van desvaneciendo en el aire.

Después de tantos días de soledad y nostalgia, se puede decir que soy un poco feliz; porque... desde aquel día, la niña alegre que se vestía de princesa, murió aquella tarde junto a la poca felicidad que le quedaba.

Amo este día, por el único hecho de que es el primer desayuno que comparto con mis padres, después de tanto tiempo.

—Tu padre y yo estaremos ocupados con el trabajo —declara mi madre, y pone sus ojos grises en mí—. ¿Estarás bien sola en casa?

No lo estaré, pero lo intentaré.
Solo por ustedes.

Muerdo mis labios al notar la notable "Angustia" en sus ojos, y suspiro fuertemente y observo el rostro de mi padre haciendo una negación con su cabeza. Inmediatamente, hago un gesto de aflicción al recordar la última vez que mis padres me dejaron sola en casa.

Esta... Es la única forma.

Mi mano tiembla mientras algunas pastillas caen en la tina y mis lágrimas se acentúan en mis mejillas, recordando mis quejidos desgarradores al ser violada por el rostro enmascarado de un hombre, el cual mis manos logran retirarle su mascara negra; y ahí lo veo.

Liam cox, el lucifer de mis pesadillas.

Sin pensarlo dos veces, ingiero las pastillas que se encontraban en mi mano y las trago con ayuda de un bazo de agua que se encontraba en la esquina de la tina.

Mis ojos se mueven paulatinamente sintiendo el cansancio en ellos, de repente, mi cuerpo cae por completo en la tina. Entre tanto, una lagrima en mi ojos caen por última vez al ver el portarretrato de mi familia hacerse borrosa ante mis ojos.

Adiós Papá, mamá, Adam, Caren, y tú... Michael.

Los recuerdos de mi vida junto a mis padres y conocidos recorren rápidamente por mi mente como una cinta de una película en gris y blanco. Con las fuerzas de lo más profundo de mi alma, intento levantar mi cuerpo y abro mi boca intentando vomitar las pastillas que se encontraban dentro de mí.

No quiero morir.

Las lágrimas recorren por mis mejillas por el tormentoso pensamiento de mi mente; sin embargo, mi vista borrosa se acentúa aún más sobre mis ojos.

Prometo no olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora