Dicen que después del caos, llega la calma; pero aquella calma de la que tanto hablaban nunca llegó, no hasta que lo vi de nuevo. Aquellos ojos azules llegaron devuelta a mí, protegiéndome como si fuera mi Ángel; y sí que lo era, él era mi Ángel gua...
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Realmente Jac sabía cómo subirme el ánimo con tan solo un toque, y eso es lo que me gustaba de él.
Con una sonrisa serena, revuelvo los huevos y les agrego harina; mis ojos se enfocan en la laptop y apresuradamente, pongo una canción en Spotify para alegrar el ambiente.
"Swalla- Jason Derulo"
La canción inundio toda la cocina, haciendo mover mi cintura mientras mi risa resonaba con vigor.
La música es un método muy especial para dejar de sentirme triste por cosas irrelevantes de la vida. Es algo que siempre amaré por el resto de mi vida.
Ahora que lo pienso mejor, solo debería concentrarme en ella y olvidar por minutos todo lo malo que a pasado en mi vida; únicamente unos minutos de paz son suficientes para mí.
Quiero estar tranquila sin tener nada de problemas en mi cabeza.
Mike
-De acuerdo... -suspira Adam nervioso-, ya estamos aquí.
Suelto un suspiro nostálgico y miro a Adam.
-Ey, Adam -digo alentándolo con una pequeña palmada en su espalda-. Todo va a estar bien.
Su respiración se hace presente, soltando toda su tensión, da un paso hacia la casa donde viví un tercio de mi adolescencia y afirma:
-De acuerdo, aquí voy.
Piso el pasto verde del jardín, y mi mirada entra en nostalgia al ver hacia aquel árbol donde Zoey siempre se colgaba; el cual ahora se encuentra algo deteriorado. Suelto una ligera carcajada al recordar como su vestido blanco la hacía ver como toda una princesa, una adorable cenicienta enojada en media noche.
Adam abre la puerta y todos entramos lentamente a causa de los nervios. Repentinamente, la canción de Jason Derulo se escucha fuertemente en alguna parte, y levanto las cejas al notar que el sonido proviene de la cocina.
-¿Qué es esa música? -pregunta Adam confundido.
-Ni idea, pero... -musita Jean-. Está muy buena.
El francés mueve el trasero de manera graciosa, causando las carcajadas de Adam y yo, e inmediatamente, nos cubrimos la boca para no llamar la atención.
-Ey, chicos -menciona Adam -. Creo que proviene de la cocina.
Yo asiento indudablemente, recordando cada rincón de esta casa como si fuera ayer.
