Mientras dormía plácidamente, una molesta voz resuena en mi habitación, y con gran rapidez, abro mis ojos con estupor.
—¡Zoey, despierta!
Parpadeo reiteradas veces, y ahí veo al causante de mi despierto.
Mi querido y tonto hermano.
—Aún tengo sueño, vete —reprocho y caigo de nuevo sobre mi cama.
—Levántate perezosa —Jala mis brazos y agrega—: Has faltado mucho a clase, tienes que ir.
Uff, qué molesto...
Luego de que mi hermano me sacara a rastras de mi suave cama, abro la llave de la ducha y el agua fría cae sobre mi demacrado rostro.
—Carajo —toco mis ojos hinchados y replico—: Debí haber tomado las pastillas para el insomnio.
Rayos, mi madre siempre tiene razón.
Pienso al recordar sus sermones, a causa de que siempre me acuesto tarde y se me olvida tomarme las pastillas para el insomnio.
Sentir sueño es realmente horrendo, y aún más cuando tienes que ir a la escuela y no quieres hacer absolutamente nada más que dormir plácidamente; eso es justo lo que deseo ahora.
Lavo mi cara con jabón para poder despertarme y aclarar mi mente de zombie.
—No puede ser —murmuro observando mis bellas ojeras—, realmente parezco un zombie.
Pongo unos parches en mis ojeras para desinflamar y quitar el oscuro color a muerto viviente; aplico hidratante en todo mi rostro junto un poco de protector solar con color, bálsamo labial y un ligero toque de rubor líquido sobre mis pómulos y párpados.
—¡Auch! —grito de dolor al desenredar mi cabello que está hecho un nudo, y no tengo ni la menor idea de cómo es qué siempre amanece así.
Al parecer siempre tengo una batalla contra mi cama y suspiro aliviada luego de que lo e cepillado.
—¡Por fin! Ahora sí estoy lista.
Tomo mi mochila y me dirijo hacia las escaleras, bajando con cautela.
—Hola, bella durmiente —Brinda Caren con café y yo niego con una ligera carcajada.
Me siento junto a ella y vierto leche en mi cereal, señala mi rostro e inquiere:
—¿Esos son parches para ojeras?
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Prometo no olvidarte
RomanceDicen que después del caos, llega la calma; pero aquella calma de la que tanto hablaban nunca llegó, no hasta que lo vi de nuevo. Aquellos ojos azules llegaron devuelta a mí, protegiéndome como si fuera mi Ángel; y sí que lo era, él era mi Ángel gua...