3 meses antes:
Mientras mamá y yo esperamos a que la nutricionista nos llame, paso las páginas tranquilamente del libro “Bajo la misma estrella”; sin embargo, mis piernas se mueven con ansiedad al saber la posibilidad de que descubran las marcas de mi violación. Sacudo la cabeza, alejando esos pensamientos de mí.
Tengo 16 años y es una cita con una nutrióloga, no un ginecólogo.
Suelto un fuerte suspiro junto a mis ojos cerrados y apoyo mi cabeza en la pared.
Quisiera tener la fortaleza de Hazel, incluso ha vivido enferma toda la vida y tiene tantas ganas de seguir luchando; sin embargo, se sentía tan vacía hasta que encuentra su motivo de felicidad, Augustus Waters.
Aquel chico que todas anhelan que las salven de su propio infierno; no obstante, un chico como Augustus Waters nunca me salvará, solo en mis sueños más profundos lo hará.
Soy una desagradecida.
Sonrio amargamente, hasta que mi lectura es interrumpida por la voz de la recepciónista diciendo mi nombre por todo el consultorio.
—Paciente Zoey Payton Miller, por favor pasar al consultorio.
Mi madre y yo entramos al consultorio, y nos sentamos frente a la doctora; quién nos mira con una sonrisa amable.
—¿Tú debes ser Zoey?
—Sí señora, encantada de conocerla.
Asiento con una sonrisa dándole un apretón en la mano.
—llámame Leah, Cariño.
Asiento con una sonrisa cerrada mientras la Doctora nos explica mi historial médico.
—Este es el historial médico de la señorita Zoey, según los análisis, Zoey tiene Hipotiroidismo leve. Eso explica la razón elevada de tu peso.
Siempre consideré mi peso como un problema, ahora veo la razón.
No era totalmente sana.—Los síntomas suelen ser depresión, cansancio, aumento de peso y entre otras.
—Ahora entiendo por qué me fatigaba tanto en las clases de deporte —niego con una sonrisa amarga y mi vista se fija en otra esquina avergonzada —, y ni hablar de los ataques de lágrimas por las noches.
—Todo estará bien.
La voz de mi madre me reconforta junto a su cálida mano en mi hombro.
ESTÁS LEYENDO
Prometo no olvidarte
RomanceDicen que después del caos, llega la calma; pero aquella calma de la que tanto hablaban nunca llegó, no hasta que lo vi de nuevo. Aquellos ojos azules llegaron devuelta a mí, protegiéndome como si fuera mi Ángel; y sí que lo era, él era mi Ángel gua...