Jacob se acerca hacia nosotras y sus ojos verdes quedan estupefactos mientras aprieta su ceño confundido.
—¿Caren?
La mano de mi amiga se dirije hacia sus labios con sorpresa e inquiere:
—¿Jacob?
En cuestión de segundos, los dos corren rápidamente y se abrazan con fuerza, sus lágrimas se derraman junto al sonido triste de sus voces haciendo eco en el aura. Mi mirada se dirige a los chicos y puedo notar que están igual de confundidos que yo.
¿Ellos podrían ser algo?
Pregunta mi subconsciente al notar que no son unos simples desconocidos.
—¿Ustedes dos son…?
Rápidamente los dos me miran por mi pregunta y gritan al unisono dejándome callada.
—¡No!
—Zoey, te presento a mi Hermanita —Toca el hombro de mi amiga—, pero supongo que ya se conocen.
—¿Hermanos? —inquiere Adam sorprendido.
Rápidamente mi hermano cierra los ojos y suelta un suspiro de alivio.
—Así es hermanito —digo con una sutil sonrisa—. O pensabas que ellos…
—¿De qué hablas? —pregunta fingiendo confusión—. Chicos suban al auto, iremos a comer algo.
—Hermanito él restaurante queda cerca de nuestra casa —suelto con una sonrisa—. Solo hay que Caminar.
Mientras Caren y yo caminamos lejos de los chicos, hablamos de todo lo que ocurrió estos últimos años. Le cuento todas las atrocidades que me hizo la bruja de Chloe y sus amigas, Incluyendo… Las cosas mínimas que me hizo lucifer, pero no añado lo más grave del asunto.
Mi abuso.
—¡Eso es muy lindo!—exclama con una sonrisa cerrada—. Fue a tu casa y se arrodilló entregándote un ramo de flores.
Sonrio agriamente.
—quita esa expresión de felicidad de tu rostro —hablo en voz baja y añado con decepción—. A los minutos quería que tuviera sexo con él.
—¡¿Qué?! —exclama con enojo—. ¡¿Sexo contigo?!
El grito de Caren fue lo suficiente alto para que los Chicos escucharan, e inmediatamente cubro sus labios con mis manos. Mi amiga y yo volteamos con espanto y miramos los rostros de los chicos; el cual se encuentran como aquellos maniquís de los centros comerciales.
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Prometo no olvidarte
RomanceDicen que después del caos, llega la calma; pero aquella calma de la que tanto hablaban nunca llegó, no hasta que lo vi de nuevo. Aquellos ojos azules llegaron devuelta a mí, protegiéndome como si fuera mi Ángel; y sí que lo era, él era mi Ángel gua...