12. Lo siento

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Luego de unos minutos de un incomodo silencio, escucho como carraspea su garganta llamando mi atención y aclara:

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Luego de unos minutos de un incomodo silencio, escucho como carraspea su garganta llamando mi atención y aclara:

—Tu hermano prometió no volver a actuar de esa forma, dijo que lo sentía.

Resoplo una sonrisa agria y niego por las creativas disculpas de mi hermano.

—¿Eres su mensajero o qué?

Mis manos se exaltan y mis cejas se elevan esperando una respuesta.

—¿Qué? —inquiere confundido.

Cierra sus ojos y asiente entendiendo.

—Quiero oír sus disculpas —digo frustada y añado—: No las de su mejor amigo.

—Zoey…

—Dile que también lo siento —Lo interrumpo—, me comporte como toda una “Niña caprichosa”.

Recalco con exactitud sus dolorosas palabras.

Harry abre los labios soltando una risa ligera y comenta:

—Eres todo un caso niña.

Aprieto mi ceño molesta y volteo los ojos.

...

La lluvia se hace aún más presente mientras mis ojos se cierran con tranquilidad al oír las gotas de lluvia caer atráves del auto. 

—Lo siento princesa, hablé mucho ayer…

La voz de Mike me desconcierta y aprieto mis labios con alegría por sus disculpas.

Sin abrir mis ojos, mi labios se abren mientras mi respiración sale lentamente por mi garganta.

—Yo también lo siento, No tenía planeado lastimarte… No a ti.

Noto como sus pupilas se hacen más grandes, relame sus labios y los muerde mientras asiente.

No hagas eso idiota, me torturas.

Aquel pensamiento quiere salir de mi boca; no obstante, carraspea su garganta deteniendo nuestras intensas miradas y rápidamente giro mi rostro hacia al ventanal, notando lo caliente que está mi rostro. Puedo notar como me quedo adormecida por la lluvia y la hermosa voz de Mike, recordando sus disculpas junto a mi tonto apodo.

“Lo siento, princesa”.

El auto frena en el pavimento y me despierto por la suave voz de Mike.

—Ya llegamos Niña.

Mis manos tocan mi rostro y mi cuerpo se exalta al ver lo cerca que está de mi oreja.

—¿Qué haces? —pregunto nerviosa.

—Claramente… desabrochando tu cinturón.

Noto como presiona el botón del cinturón y este se desabrocha. Suelto una carcajada tonta asintiendo, y con gran prisa abro la puerta del auto e intento salir lo más rápido posible; sin embargo, me golpeo mentalmente al mirar que estoy algo invalida.

Prometo no olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora