11. El hospital

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En el hospital...

Todavía no podía entender la razón de su existencia, miraba a los diferentes pacientes ir y venir día tras día, él no era japonés pero no podía recordar su lugar de origen.

Solo recordaba dos cosas, la pasión por el fútbol y su nombre, aunque tampoco podía estar seguro de que ese era en verdad su nombre.

Se llamaba Dingo, su piel bronceada y su fascinación por el sol le daban a entender que venía de un lugar cálido, durante varios días estuvo observando el clima mientras se imaginaba a sí mismo jugando al fútbol, haciendo su recuperación mucho más rápida. Las diferentes enfermeras estaban impresionadas con lo rápido que su cuerpo iba recuperándose, era irreal, cada día iba necesitando menos vendaje, hasta que un día se había recuperado por completo.

Pero él no conocía esta ciudad, ni que estaba haciendo ahí, ni que le había ocurrido para acabar en el hospital, por lo que se resignó a volver a los campos de juego para intentar recordar y capturar las diferentes emociones que le generaba el fútbol.

Tuvo que robar un balón, lo hizo sin tener algún tipo de culpa, por lo que rápidamente empezó a jugar y divertirse mientras iba recordando jugadas y varios de sus movimientos con el balón, tenía recuerdos de una energía extraña y del espacio exterior, pero no sabía si eran alucinaciones o sueños irrelevantes.

Mientras practicaba, para su sorpresa, pudo crear espejismos mientras conducía con el balón, ya con tres balones diferentes recordó que solía utilizar este recurso para regatear jugadores, por lo que rápidamente siguió creando espejismos, intento tras intento volvió a utilizarlos de manera perfecta, empezando a probar nuevos regates.

No podía tirar a portería, no sabía si su cerebro se lo impedía o si simplemente no era una acción que recordara con claridad, pero estaba seguro de que eso no había sido nunca parte importante de su arsenal, priorizo volver a mecanizar diferentes movimientos y tener una idea clara de lo que fue su estilo de juego en el pasado. Seguía sintiendo esa sensación de que estuvo en el espacio, por lo que cerró sus ojos y empezó a recorrer galaxias en su imaginación, intentaba entenderse, pero nada se le ocurrió.

Siguió jugando hasta el anochecer, incluso subiendo su ritmo y llegando a pulir sus movimientos, sentía que estaba en un nivel cercano al que alguna vez estuvo, no sabía si era porque el cielo nocturno le hacía recordar al espacio exterior que podía visualizar en sus recuerdos, pero sabía que el engranaje de su cerebro estaba girando más que bien, a este paso recordaría mucho más de su pasado.

Terminó de jugar y se dio cuenta de un detalle que lo dejó asustado, no tenía un hogar ni donde poder descansar, estaba solo en una ciudad desconocida, en un país que tampoco conocía, tendría que buscar algo, pero no tenía ni dinero ni algún contacto. Dio vueltas y vueltas y solo pudo llegar a la conclusión de que tenía que dormir en la calle.

Buscó bien hasta poder dar con un pequeño parque, miró en diferentes direcciones y se encaminó a una banca para rápidamente intentar dormir en ella, no fue hasta que el sol comenzó a salir que se dio cuenta que necesitaría encontrar un mejor lugar para dormir en un futuro.

Mientras tanto...

Mark iba camino al Instituto Raimon cuando vio al joven vagabundo, pero no le dio mucha importancia y siguió con su camino, el instituto para el era algo molesto y que le quitaba tiempo para entrenar, sus compañeros de equipo iban a diferentes institutos, solamente el y Shadow iban al Raimon, no podían jugar mucho al fútbol ahí por lo que usaban su tiempo intentando crear supertécnicas, no tenían muchos amigos y seguramente eran considerados raros, pero ellos estaban solamente concentrados en el club.

Los lazos que Mark había creado en el Raimon habían desaparecido, ya sea por la vergüenza o el orgullo, había dejado de hablar con los que alguna vez fueron compañeros de equipo, Silvia alguna vez había intentado hablar con Mark, pero él no quería esto, en su cabeza había un trauma constante que sólo desaparecía cuando iba a entrenar con su equipo, sentía que le había fallado al Instituto, no podía dejar de recordar esa derrota y lo que significó para el club de fútbol del Raimon.

Tornado Inverso I: Shatter MachineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora