Volumen n°1
Male Reader x Male characters
"Cada uno se destruye a su manera"
╰┈➤ ... ¡!
(Ninguno de los one-shots son propiedad mia, sino de los autores de la comunidad angloparlante de tumblr y voy a poner creditos en el principio de cada one-shot...
TW : Pantalone x sub!mreader, nsfw, dubcon(?), drogado
Plataforma : Tumblr
Fandom : Genshin Impact
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"Entre." Una voz potente, que esperaba tu llegada. Cuando abriste y cerraste suavemente la puerta tras de ti, sentiste que unos ojos oscuros miraban tu cuerpo expuesto, tu piel abierta visible a través de la ropa que llevabas. La ropa que él te pidió que llevaras. "Llegas tarde". Sus palabras eran frías, pero su tono no, y era en cambio uno de mucha diversión.
"Lo siento, señor..." "Pantalone." Dio una zancada, levantándose de su escritorio, que estaba en la pared de su amplia habitación. Estaba oscura y, con sólo unas pocas formas vagas, podías suponer que eran sus aposentos. Un escalofrío recorrió tu cuerpo. "¿Por qué tan nervioso? Te dije que te complacería esta noche, ¿no? Lo único que tienes que hacer", se acercó a ti y te cogió la barbilla con la palma de la mano. "Es relajarte".
Y entonces comenzó su arte. Un juego para sus ojos. "Desnúdate". Había un atisbo de sonrisa cruel en su voz, pero la había ocultado bien. Tus ojos temblaron mientras te estremecías ante su orden, encogiéndote. "¿Estás sordo?" Era una orden y espero que la cumplas. Aunque..." Cerró los ojos con una sonrisa, ocultando su oscura mirada. "Si no eres capaz, yo lo haré por ti".
Te estremeciste, abriendo la boca para hablar, pero el hombre ya había determinado tu respuesta. Te agarró por la fuerza de los brazos y te arrojó sobre la cama, donde caíste con un suave golpe. La zona por donde te había agarrado las muñecas te escocía, algo que seguramente te magullaría. "¡Señor, yo...!"
"Hablas demasiado". Algo entró bruscamente en tu boca, sus dedos, cubiertos por la tela de sus guantes. "Chúpalo". No te dio muchas opciones. Te metió los dedos en la boca y tú, débilmente, los rodeaste con la lengua. Su otra mano recorrió tu cuerpo indefenso, rasgando tu ropa y deshaciéndose de ella.
Cuando por fin te sacó los dedos de la boca, con un hilo de saliva saliendo de tus labios, miraste hacia abajo y te diste cuenta de lo expuesto que estabas, completamente desnudo y sin nada que ocultar ante la aguda mirada de Pantalone. De repente, te costaba respirar. Pantalone pareció darse cuenta y una sonrisa de complicidad se dibujó en sus labios.
"Ah, ¿por fin te ha hecho efecto la droga? Ya era hora. Aunque esto no es exactamente lo que prefiero, es mejor que ver cómo te agitas mientras intentas agarrarme desesperadamente. No te preocupes, no es tan potente. Deberías poder sentirlo todo". ¿Tomar... qué? Tu mente se había vuelto confusa y apenas podías notar cómo Pantalone se quitaba los guantes, dejando al descubierto sus manos delgadas y pálidas, y te separaba las piernas. Sentías el estómago raro... qué extraño... y el cuerpo te ardía.
"Hace... calor..." Gimoteaste, agitando sin darte cuenta tus caderas contra los dedos de Pantalone, que estaban ocupados bombeando dentro y fuera de ti, cubiertos de tu resbaladizo y abriendo tu agujero. "¿Ah, sí?" Con una sonrisa burlona y una rápida mirada a tu miembro, redujo la velocidad de sus dedos, arrancándote un gemido malhumorado.
"Vamos, no seamos demasiado impacientes. Después de todo, no puedo hacer que te corras cuando aún no te la he metido, ¿verdad?". "¿Ah...?" Sentías la garganta seca y te agarraste a las sábanas en un intento frenético de incorporarte. Fue inútil.
Él te agarró de las caderas mientras tú seguías sacudiéndote, con movimientos cada vez más lentos, y te mantuvo bloqueado en tu sitio mientras su mano libre se desabrochaba primero el abrigo, que tiró de la cama con descuido, y luego los pantalones, que bajó, revelando lo duro que ya se había puesto.
Era grande, y luchaste contra su agarre una vez más al verlo. Las lágrimas llenaron tu visión mientras se acercaba a tu agujero, con la respiración entrecortada. "No, es demasiado... No...". Tus quejas se interrumpieron cuando te penetró de golpe, sin darte tiempo a adaptarte mientras te empujaba implacablemente desde atrás, borrando la línea entre el dolor y el placer, y tú arañabas desesperadamente el colchón, los jadeos se convirtieron rápidamente en gemidos.
Te dolía, iba a destrozarte, estabas casi seguro de ello, pero pronto tus gritos de dolor se convirtieron en gemidos, y la polla que entraba y salía de ti te llenó por completo. Una mano serpenteó por tu cuerpo y jugueteó con tus pezones, acariciándolos y provocando otro sonido vergonzoso de tu boca, y temblaste bajo su contacto.
Era demasiado, él iba cada vez más rápido a medida que alcanzaba su punto álgido, tu pecho era sensible y los húmedos sonidos de su cuerpo golpeando el tuyo resonaban en las paredes, pero el miedo a que alguien te oyera ya se había desvanecido bajo el insuperable placer que recorría tu cuerpo.
Tu propia polla se erguía, goteando semen de tus anteriores... ¿cuántos... orgasmos...? Habían sido demasiados para contarlos, cada vez que llegabas al clímax, saltaban chispas en tu visión. Pantalone tenía la cara ligeramente enrojecida, las cejas fruncidas, pero ni siquiera parecía agotado, ¿cómo era posible?
Estabas temblando, mareado, y apenas podías mover las manos para agarrarte a sus muñecas en un esfuerzo inútil por gritarle que parara. A pesar de lo bien que te sentías, el placer te dolía por lo sensible que te habías vuelto orgasmo tras orgasmo... ¿o era sólo una mentira que te decías a ti mismo para mantener la cordura?
Esto no podía ser normal, ¿verdad? El señor Pantalone, como le llamabas, era sólo tu superior en tu campo de trabajo... a pesar de eso, había sido él quien te había tendido la mano primero, ofreciéndote un puesto a sus órdenes, en lugar de donde habías estado trabajando bajo las fuerzas generales anteriormente.
Un gran ascenso, seguro, y ahora te maldecías por ello, las lágrimas resbalando por tus ojos y manchando las sábanas de la cama mientras tu boca permanecía entreabierta, sonidos de tu vergüenza siendo sacados de ti. Te mordiste la lengua en un intento de silenciarte, pero en su lugar sentiste escozor.
Pantalone te miraba con seriedad, con la mano enrojecida donde te había dado una bofetada en el pecho. "No te calles. Es mejor que hagas ruido, cariño". ¿Cariño? Su ritmo se volvió más errático, la cama crujía con cada uno de sus brutales movimientos, y juraste que podías ver dónde bombeaba su polla dentro y fuera de ti: un bulto en el estómago, y afloró una emoción desconocida que no podías describir.
En cualquier caso, había acelerado el paso una vez más, y en algún momento se deshizo de sus gafas, eliminando cualquier obstrucción para presenciar sus ojos oscuros, brillando siniestramente. Estaba caliente, caliente, y podía sentir su tacto como si la electricidad se extendiera por todo su cuerpo... ¿iba a correrse otra vez? ¿Quedaba algo por correrse?
Tus pensamientos se esfumaron cuando sus dientes se abrieron paso hasta tu cuello, besándote profundamente y lamiendo tu piel sin marcas, y eso fue todo lo que necesitaste para gemir, llevándote al límite, y sentiste cómo Pantalone se ponía aún más duro dentro de ti, introduciéndose una, dos veces, antes de soltar sus hilos de semen, pintándote las entrañas de blanco.
Tu pecho se agitaba con cada respiración, y la vista se te nublaba a medida que el sonido se desvanecía en tus oídos. "¿Se... ¿Se acabó...?" Su risa era fría, cruel. "Oh, cariño, ¿seguro que no pensabas que íbamos a parar después de una sola ronda?".
