Volumen n°1
Male Reader x Male characters
"Cada uno se destruye a su manera"
╰┈➤ ... ¡!
(Ninguno de los one-shots son propiedad mia, sino de los autores de la comunidad angloparlante de tumblr y voy a poner creditos en el principio de cada one-shot...
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"Toma, cariño, lo tengo". dijo Wilbur rápidamente, impidiéndote agarrar el picaporte. Puso la mano en el picaporte y te abrió la puerta. Dejaste escapar un suspiro al entrar. Era agradable estar en casa de nuevo, el olor de los hospitales no era un olor divertido.
Estabas cansado, muy cansado, y Wilbur lo sabía. Te ayudó en todo lo que pudo. Pero el tiempo pasaba y el dolor solo empeoraba, gruñias cada vez que una nueva descarga de dolor recorria tu cuerpo.
Empezaste a llorar en algunos momentos. "Merece la pena". Te recordabas a ti mismo. Wilbur estaba preparando chocolate caliente mientras tú estabas sentado en la cama, con bolsas de hielo en el pecho.
Una vez en casa, Wilbur te tumbó en la cama y te puso las bolsas de hielo. También puso tu película favorita y te dio algunos de tus aperitivos favoritos. Iba de un lado para otro, tratando de asegurarse de que estuvieras bien. Fue reconfortante.
Pero mientras preparaba el chocolate caliente, te moviste un poco y el dolor volvió a recorrerte el cuerpo. Esta vez fue diez veces peor. Empezaste a llorar. Pero cuanto más llorabas, más te dolía. De repente entró Wilbur, hablando por teléfono con quienes supusiste que eran tus padres. "Sí, se encuentra mejor-". Se detuvo al ver tu estado. Te miró y la preocupación se reflejó en su rostro.
"Espera, ahora te llamo". Colgó el teléfono y dejó todo en el suelo. Se acercó a ti y te abrazó, intentando no hacerte daño. "Me duele wil". Dijiste suavemente, intentando hablar entre lágrimas. "Lo sé, lo sé". Te dijo al oído, con voz reconfortante.
Se tumbó a tu lado en la cama y te hizo un gesto para que te acercaras a él. Te moviste despacio, intentando no causarte más dolor. Pero pronto estuviste en sus brazos.
Tarareaba una melodía mientras llorabas suavemente. Su respiración era lenta y su tarareo era más reconfortante de lo que podía imaginar. Los dos se quedaron allí sentados el resto de la noche, con el chocolate caliente olvidado.
